Washington Irving, el escritor estadounidense del siglo XIX, fue el primero de muchos escritores en ejercer una influencia importante en el desarrollo de la imagen moderna de Santa. A Irving y a su círculo social les preocupaba que la época navideña fuera, para muchos, una temporada para beber en exceso y romper las reglas, para llegar a los hogares de los ricos y exigir favores y refrigerios (“¡Oh! Por favor, sírvanos un poco de pudín navideño y una copa de alegría”), y para amenazar a los malos anfitriones con actos de vandalismo.
Con grandes esperanzas de transformar a los apáticos alborotadores que plagaban la temporada, Irving escribió sobre la alegría de otro tipo de celebración en su sátira, Knickerbocker’s History of New York from the Beginning of the World to the End of the Dutch Dynasty.
En sus atractivas historias el popular escritor estableció una base firme para el Santa Claus estadounidense al describir con imaginación encantadoras escenas domésticas y al relacionarlas con San Nicolás (o Sinterklaas, su sobrenombre holandés). Encabezó el cambio en la apariencia tradicional de Nicolás de un escultural hombre santo que vestía una larga bata y era mitra de un obispo, a un pequeño hombre rechoncho usando pantalones bombachos hasta la rodilla y un sombrero.
También presentó a San Nicolás como el santo patrono de Nueva York y, hablando con nostalgia sobre sus primeros días como Nueva Ámsterdam, le atribuyó algunas características que ahora nos son familiares: “En los nemorosos días de Nueva Ámsterdam, el buen San Nicolás aparecía a menudo en su amada ciudad, la tarde de un día festivo, andando alegremente entre las copas de los árboles o sobre los tejados de las casas, sacando de vez en cuando espléndidos regalos de los bolsillos de sus bombachos pantalones y lanzándolos dentro de las chimeneas de sus favoritos”.
Del cuento de Irving también surge una tradición de que Sinterklaas acompañó en el siglo XVII a los inmigrantes de los Países Bajos hacia Nueva Ámsterdam. En un ingenioso intento por desviar el día festivo de sus asociaciones paganas, describió el tope del barco original: “El arquitecto, ...lejos de decorar la embarcación con ídolos paganos, tales como Júpiter, Neptuno o Hércules, cuyas idólatras abominaciones —no tengo duda— ocasionan las desgracias y naufragios de muchos nobles navíos, él, les digo, por el contrario, erigió plausiblemente en la proa una hermosa imagen de San Nicolás”.
Después de 1822 un “duende viejo y bueno” del tamaño de una pinta, volando de chimenea en chimenea “en la víspera de Navidad” en un trineo miniatura tirado por ocho pequeños renos con nombre y un saco de juguetes colgado sobre su hombro, se convirtió en la norma gracias al recién publicado poema “La noche antes de Navidad” (Account of a Visit From St. Nicholas).
Sin duda la inmediata y duradera popularidad de este poema (atribuido a Clement Clarke Moore) siempre estará en deuda con la inclusión de elementos de numerosas culturas. El autor combinó las innovadoras descripciones de Irving con antiguas tradiciones escandinavas, germánicas, inglesas y rusas. Incluso los escoceses y los irlandeses podían identificarse con la pequeña criatura, similar a los duendes, “enanos” o elfos de sus países natales.
http://www.visionjournal.es/visionmedia/article.aspx?id=4118
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Cuentos del viejo Nueva York - Washington Irving
Washington Irving (Manhattan, 1785-1859) fué un gran escritor romántico estadounidense y un estupendo cuentista, como atestigua el libro que reseñamos hoy. Comprende siete deliciosos cuentos, incluyendo dos de los más famosos, «Rip van Winkle» y el inefable«Sleepy Hollow», sobre la leyenda del jinete sin cabeza, magistralmente llevado al cine por Tim Burton en 1999. Ameno, ligero, con un suave sentido del humor de fondo, su escritura se desliza página a página desgranando con agilidad historias que nos cautivan y nos fascinan. Irving supo recoger leyendas e historias populares y reescribirlas con un encanto y un atractivo que las convierten en clásicos.
Nuestro hombre nacio en la gran manzana cuando era todavía un pueblecillo. Hijo de un rico comerciante escocés, estudió derecho, pero pronto comenzó a trabajar como periodista e inició una carrera diplomática que le facilitó el poder dedicarse a sus dos grandes pasiones: viajar y escribir. Con solo 17 años quedó tan hondamente impresionado por la muerte de su prometida que ya no volvió a pensar en la pareja y permaneció soltero toda su vida.
Escribió una Historia de Nueva York que tuvo un gran éxito y viajó tanto a España y le dedicó tanto tiempo que acabó por ser un gran hispanista. Fué el primer estadounidense que alcanzó éxito y fama como escritor. Murió en Nueva York y está enterado en el cementerio del pueblo de Sleepy Hollow.
Muy recomendable para todo tipo de lectores, es uno de los escritores clásicos estadounidenses, ameno, entretenido e irónico, una maravilla.
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Cuentos del viejo Nueva York – Washington Irving pdf
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