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domingo, 1 de febrero de 2015

Sigismund Thalberg

 (Suiza, 1812-1871)

Sigismund Thalberg nació en una familia acaudalada en 1812 y se crió en los castillos y palacios de su abuelo paterno, el príncipe Franz Joseph von Dietrichstein. A sus venticinco años ya era considerado el único rival serio que tenía Liszt como pianista. Un famoso “duelo de pianos” se llevó a cabo en el salón de la princesa Belgiojoso en 1837, para determinar cuál de los dos era el mejor instrumentista. El veredicto: en el mundo del piano, Thalberg era único pero Liszt era el único.

Aristócrata de nacimiento, de crianza, de aspecto, Thalberg era un músico culto y sofisticado, de impecables gustos y modales. Karl Halle lo escuchó en 1837 y escribió sesenta años después: “Con un estilo totalmente diferente al de Chopin o al de Liszt, resultaba admirable e intachable a su manera... Sus interpretaciones solían ser completas y precisas, dando la impresión de que una nota falsa era algo imposible. Su sonido era manifiestamente robusto, hermoso; sus frases claras como el cristal... y no buscaba emoción que no fuera la maravilla”.

La innovación en composición musical más famosa de Thalberg consistía en tocar una melodía en el centro del teclado alternando las manos (con frecuencia solo usaba los dos pulgares); dejaba libre la mano derecha para hacer adornos elaborados, y la mano izquierda para el bajo y la armonía, combinando todo con un uso inteligente del pedal. Era algo que embriagaba los oídos, y creaba la ilusión de que había tres o cuatro manos tocando. La gente se paraba sobre los asientos para ver cómo lo hacía. El invento fue empleado por Thalberg en la mayoría de sus treinta fantasías operáticas, convirtiéndose en su sello característico. 

Aquellas fantasías asombraron al público y, aunque hoy nadie las recuerda, fueron bastante más populares que cualquier cosa que Chopin estuviera escribiendo por esa época. ¿Por qué entonces han sido olvidadas? Porque cuando Liszt incursionó en el género de la fantasía operática fue más ingenioso y armónicamente arriesgado (por no mencionar su Sonata para piano en si menor, que pertenece a un nivel creativo muy lejano de la única sonata que escribió Thalberg); porque Thalberg era percibido como un ilusionista de un solo truco (lo cual no es necesariamente cierto, pero su apodo era “Arpegio Viejo”); porque no pudo avanzar con los cambios propios del tiempo. Hizo una fortuna con sus giras por el continente americano entre 1855 y 1858, regresó a Europa y se retiró a una casa de campo en Posillipo para dedicarse a los viñedos. Antes de su muerte en 1871, el mundo de la música ya lo tenía olvidado.

El rumor que nos ha llegado es que la música para piano de Thalberg no es apta para el consumo. Es una opinión transmitida de maestros a discípulos a través de las generaciones, y pocos se han tomado la molestia de investigar por sí mismos. Admitamos que no toda su música es de primera, aunque debo decir que ninguna pieza es menos que un hermoso ejercicio para las manos. Pero lo mejor de Thalberg es infaliblemente mágico y, escuchando las grabaciones de Raymond Lewenthal, Earl Wild, Michael Ponti o Marc-André Hamelin, se puede comprobar lo efectiva y brillante que es esta música: sus fantasías sobre las óperas Don Pascual, Moisés, El barbero de Sevilla y La sonámbula; las variaciones sobre Dios salve al rey y Los hugonotes con su brillante variación en octavas. En lugar de confiar en veredictos reciclados, los pianistas deberían explorar directamente las partituras y, luego de una selección, agregarían una o dos piezas a su arsenal de sorpresas para el público.

http://www.elmalpensante.com/articulo/2623/los_compositores_olvidados

Operas of Gaetano Donizetti ( fantasias by Sigismond Thalberg )




viernes, 30 de enero de 2015

Rigoletto - Verdi

Ópera compuesta por Giuseppe Verdi y que inició la trilogía que le haría definitivamente popular aunque ya había cosechado algunos logros anteriores como Nabucco, Ernani o Macbeth. En una Italia convulsa, camino de lo que sería, dos décadas después, la unificación del país trasalpino, Verdi comenzó a ser considerado un héroe gracias a coros tan famosos como el "Va,pensiero!"(Nabucco),"Patria oppressa"(Macbeth) o "Un patto,un giuramento" considerados como verdaderos gritos de libertad  del pueblo italiano deseoso de librarse del yugo del Imperio Austro-húngaro en el norte  o los Borbones en el sur. Así, de boca en boca, el acróstico VERDI (Vittorio Emanuele Re D'Italia) era una manera de evocar también a un compositor  que no cesaba tampoco de dejar esa ilusión unificadora que, diez años después(1.861) le llevó a ser senador en Turín.
             La ópera se estrenó en el Teatro de  la Fenice en 1.851 obteniendo gran éxito popular desde el estreno. Basada en la obra del francés Victor Hugo, "Le roi s'amuse", tuvo grandes problemas con la censura por considerarla como inmoral y obscena. Tras un tira y afloja entre los censores y el compositor, éste consiguió mantener lo fundamental y sólo cambió el emplazamiento de la obra de Francia al ducado de Mantua y otras cosas menores.
 Acto I
            Tras un preludio de gran intensidad dramática se alza el telón con la vista puesta en una fiesta que realiza el duque de Mantua en el que se encuentra toda la gente noble  de la zona. Por una de las puertas se observa la llegada del duque y Borsa que conversan amigablemente. En este punto surge una de las melodías más brillantes de la ópera que es entonada por el duque: la balada "Questa o quella", un canto al amor libertino que firmaría hasta el mismísimo Don Giovanni. Tras un breve cortejo del duque a la condesa de Ceprano  hace aparición el protagonista, Rigoletto, el bufón jorobado de la corte, todo ello  dentro de un ambiente festivo. Como era de esperar, el bufón también es objeto de las burlas de algunos de los cortesanos como Marullo que se ríe de que Rigoletto pueda tener una amante("gran nuova, gran nuova"). Tras el cortejo frustrado, aparece el duque molesto con el propio conde de Ceprano a lo que Rigoletto trata de ridiculizar a éste último tratando de enumerar los posibles castigos que le podría  hacer. Esta actitud del bufón provoca que los cortesanos se unan  contra él mientras que el duque le advierte del peligro  que puede  sufrir de persistir en esa actitud. Llega Monterone con el objetivo de alterar los ánimos , Rigoletto trata de ridiculizarlo pero lo que consigue  a cambio es una maldición para él y para el duque. Mientras que el bufón se siente maldecido ("che sento!, Horrore!") los guardias del duque arrestan a Monterone y el resto de invitados lo increpa.
 Aunque no consta en Rigoletto la división de este acto en dos cuadros es preciso hacerlo para explicarlo mejor
 Escena 2 (callejón cercano a la casa de Rigoletto)
Con el recuerdo de esa maldición, marcha el bufón de vuelta a su casa cuando se encuentra con un sicario llamado Sparafucile. Este dúo, que será el primero de los tres consecutivos, tiene la relevancia de que tendrá significado especial en el tercer acto. Cuando se despiden, se queda Rigoletto pensando en su parecido con el sicario ("Pari siamo!...Io, la ligua egli ha el pugnale!."..¡Iguales somos!,  Yo tengo la lengua, él el puñal). Es un fragmento de gran valía puesto que vemos, por primera vez, al Rigoletto como ser humano que sufre ...y la demostración es como le sigue mortificando el tema de la maldición.
 Una vez llegado a casa le recibe su hija Gilda con lo que podemos disfrutar de uno de los mejores dúos compuesto por el maestro de Bussetto. Con una primera parte de gran vivacidad, una segunda más sentimental donde el bufón explica quién es la madre de ella, una pobre mujer que murió y que alcanza unos momentos de emotividad difíciles de no ser sentidos por el oyente ("Deh, non parlarte al misero del suo perduto bene..." Ah, no habléis al infeliz de su perdido bien), y una última parte donde también interviene Giovanna, una ama de llaves, de gran nivel musical. Con la mente aún puesta en la maldición, el bufón, pide al ama que trate de velar a su hija para que nadie ni nada pueda dañarla. Tras la despedida, ambas mujeres se quedan hablando y Gilda le comenta sobre cierto joven que le siguió a la iglesia. Cuando comenta que le daría igual que fuese pobre o rico, surge el duque que ha oído la conversación  e inician el último dúo lleno de romanticismo cuya cumbre es, sin duda, el fragmento "È il sol dell'anima, la vita è amore..." El amor es la vida y luz del alma). Se da a conocer como Gualtier Maldé ya que ella desconoce como se llama; en ese momento aparece Giovanna advirtiendo de unos rumores de pasos...antes de partir se despiden("Addio,speranza ed anima sol tu sarai per me" ...Adiós,adiós, tu sólo serás mi esperanza y mi vida).
 Ella se queda sola recordando el nombre de su amado en una aría, que no dejará impasible al oyente por su belleza y sentimiento ("Caro nome che il mio cor"...Querido nombre que mi corazón..."), mientras se oye la presencia de Ceprano, Marullo, Borsa y demás cortesanos que van a raptarla ya que es la amante de Rigoletto (Marullo y compañía aún creen que es la amante de Rigoletto, error que se mantienen hasta casi el final del segundo acto). Sin embargo, se quedan de piedra cuando llega Rigoletto. Para evitar que sospeche, le comentan que van a secuestrar a la condesa de Ceprano y se une a ellos aunque ellos le imponen que debe enmascararse a lo que acepta gustoso. Una vez con la máscara y una venda puesta lo llevan hasta su propia casa y secuestran a su hija mientras que él sostiene la escalera...sólo al final se da cuenta de que ha sido objeto de burla mientras que oye un lejano grito de socorro. Con el recuerdo puesto en la maldición no puede más que exclamar un angustioso "Ah, la maledizione!"

Acto II
 Tras haber vuelto para ver a Gilda y encontrarse la puerta abierta y la casa vacía, llega el Duque a su palacio lleno de ira hacia los raptores y de sentir hacia la adorada que él la imaginaba con lágrimas ("Ella mi fu rapita...Parmi veder le lagrime..." Me la han raptado...Me pareció ver brotar las lágrimas). En este momento llegan los cortesanos comentando que habían raptado la amante de Rigoletto y, mientras escuchaba la narración del rapto, va confirmándose en su corazón que esa raptada era Gilda y siente una alegría en su interior ("Possente amor mi chiama"... Un poderoso amor me llama, una bonita cabaletta  que le gustará nada más escucharla)
 Llega Rigoletto apesadumbrado por el rapto y tratando de buscar cualquier objeto, cualquier cosa que le revele que Gilda está allí puesto que sabe de que pueda estar allí. Un paje buscando al duque y las respuestas de los cortesanos ya confirman a Rigoletto que su hija está allí. Los cortesanos le piden que buscar a otra amante por ahí...hasta que Rigoletto estalla ("io vo mia figlia!..."yo quiero a mi hija) y profiere gritos amenazantes ("Cortigiani,vil razza dannata!..." Cortesanos, vil raza maldita). Esta aria es uno de los principales momentos, quizás el más impactante, del personaje de Rigoletto; tiene  dos partes una primera más enrabietada ante los cortesanos mientras que la segunda es más de compasión hacia un padre que sólo tiene a su hija.
 El reencuentro entre Gilda y Rigoletto  es más amargo que en el primer acto ya que ella ya ha descubierto cuál es la verdadera cara del duque y él se siente molesto ante su protector y empezando a albergar ideas sobre cierta conversación con el sicario. La irrupción de Monterone, que va a la prisión lamentando que la maldición que le soltó al duque haya caído en saco roto, le hace que se confirme en cumplir la venganza contra su protector, contra aquél que deshonró a su hija. Un deseo de venganza que se manifiesta a través de un pequeño dueto con Gilda ("Sì, vendetta, tremenda vendetta"..., Si venganza, tremenda venganza)

Acto III
 Llegan  tanto Gilda como Rigoletto a una casa a las afueras de la ciudad ya que  en ésta se encuentra hospedado el duque "gracias" a sus anfitriones Sparafucile y Maddalena. Mientras que bebe vino vuelve a tratar el tema de las mujeres como ya lo hizo en el primer acto,  con la balada, pero de forma más popular con el celebérrimo  "La donna è mobile..." La mujer es voluble. Por atrás, Rigoletto empieza a reunirse con el sicario para acordar la muerte del duque. En la sala principal, mientras tanto, el duque empieza a cortejar a Maddalena ante la mirada atónita de Gilda que observa, otra vez, cómo es de verdad el duque (un gran cuarteto que le maravillará  por su música..."Un dí ,se ben rammentomi"...-más bien un dúo que se convierte en cuarteto cuando Gilda y Rigoletto comentan lo sucedido dentro). Rigoletto le pide a Gilda que abandone el lugar y se dirija a Verona mientras que él se debe quedar allí. Una vez ha marchado su hija, se encuentra con Sparafucile para arreglar el crimen mientras que, en el interior, sigue el intento de seducción del duque a Maddalena. Cuando se retira a descansar el duque, se quedan Maddalena y Sparafucile preparando el puñal y el saco para meter el cuerpo del duque una vez que fuese asesinado. Durante la conversación  Maddalena le pide que mate al bufón  y no al duque  a lo que se niega Sparafucile porque Rigoletto es el que el paga y le será fiel ("mi paga quest'uomo,fedele m'avrà"...me paga este hombre, le seré fiel). Sparafucile le dice que si alguien llega  en la media hora que queda para la medianoche ocupará el lugar del duque mientras que Maddalena se molesta porque no es posible la llegada de alguien con ese tiempo infernal. Gilda, que escucha la conversación de los dos hermanos, decide suicidarse por la vida de aquel que la traicionó y por la pena de la otra mujer que llora con lo que se hace pasar por un mendigo. Al entrar en la casa es asesinada por el sicario mientras que Maddalena la mete en el saco a la espera de que llegue Rigoletto. Los dos tríos, que se desarrollan de forma paralela, son de gran intensidad que impacta en aquel que empieza a aficionarse en la ópera.
 Rigoletto llega a medianoche, se encuentra con el sicario y le paga la otra mitad pactada recibiendo el saco con el cuerpo inerte. Cuando se queda sólo con el cuerpo se dirige al río mientras que disfruta del gran momento ya que tiene delante el cuerpo del duque...hasta que escucha la voz del duque no muy lejos de allí y se empieza a preguntar quién está dentro del saco hasta que un rayo le revela la terrible verdad...la cara de su hija Gilda. Ella sigue viva aunque próxima a morir lo que va a dar lugar al tercer último dúo entre padre e hija en un ambiente más funesto ya que la muerte de ella se percibe en cada nota. Lo más memorable es el último tramo del dúo, quizás más emotivo, destacando ese "Lassù in ciel,vicina a la madre, in eterno per voi ...preguerò" de Gilda , rezando por él en el cielo junto a la madre y el tono dramático de Rigoletto que siente su soledad y le pide que no muera. Al final, ella expira mientras que Rigoletto vuelve a exclamar esa frase que le ha marcado en toda la ópera: "Ah, la maledizione!!!"


http://www.operamania.com/sinopsis/rigoletto_gv.htm



viernes, 16 de enero de 2015

Orlando Furioso - Vivaldi

Orlando Furioso (RV 728) es un “dramma per musica” en tres actos de Antonio Vivaldi basada en un libretto italiano de Grazio Braccioli, que a su vez estaba basada en el poema épico Orlando Furioso de Ariosto. La primera representación tuvo lugar en Venecia, en el Teatro Sant’Angelo en otoño de 1727
La ópera alterna arias con recitativos y está ambientada en una isla en un tiempo no especificado. La historia combina varios argumentos de Ariosto: desde las hazañas de Orlando hasta la historia de Alcina
La acción tiene lugar en la isla de la sacerdotisa Alcina, un lugar encantado del cual se ha hecho con el control al robar las cenizas de Merlin. Alcina ha ofrecido la hospitalidad de su palacio a la bella Angelica, quien está enamorada de Medoro pero perseguida por el paladín Orlando. Cuando comienza el drama Orlando ha recibido el encargo de destruir el poder de Alcina y Medoro acaba de llegar a la isla. Orlando descubre a Angelica y Medoro juntos, pero sus celos rápidamente se transforman en agradecimiento debido a las tretas de la sacerdotisa. Angelica termina el trabajo mostrando su admiración por Orlando con una fingida declaración de amor que despierta los celos de Medoro. Entonces Alcina seduce a Ruggiero, amigo de Orlando, ofreciéndole a beber una poción de amor. Llega a la isla Bradamante, la mujer de Ruggiero, pero éste, hechizado, no la reconoce. El hechizo se rompe pronto y Ruggiero pide en vano el perdón de su amada.
Con la ayuda de Alcina, Angelica persuade a Orlando para que escale un precipicio encantado, donde el héroe termina atrapado en una cueva sin salida. Mientras tanto Bradamante y Ruggiero se reconcilian cuando Angelica y Medoro están celebrando su boda bajo la mirada protectora y envidiosa de Alcina. Orlando llega tras haber encontrado una manera de escapar de la caverna encantada. Al ver la pareja de recién casados Orlando queda fuera de sí. Entonces descubre la estatua de Merlín a la cual besa al confundirla con Angelica. El hechizo sobre la isla de Alcina se rompe inmediatamente. La derrotada Alcina huye planeando una terrible venganza, mientras Orlando que ha vuelto en sí mismo perdona a Angelica y bendice su unión con Medoro.

http://blog.educastur.es/iespraviamusica/2009/11/23/orlando-furioso-vivaldi/




viernes, 9 de enero de 2015

Wolfgang Amadeus Mozart

El rapto del serrallo
Esta ópera bufa en tres actos de Wolfgang Amadeus Mozart, con libreto sacado de Belmonte y Constanza de Bretzner, fue estrenada en 1782 y su éxito fue inmediato. Por primera vez el público encontraba en una obra escrita en lengua alemana la vivacidad de la ópera cómica italiana, que parecía única en haberse apropiado del secreto de la vida escénica. Por otra parte, era la primera vez que en una "opereta" se admiraba tan señoril perfección de la música, tanta riqueza y propiedad instrumental, tanta consistencia de lenguaje melódico.

El rapto del serrallo es, propiamente hablando, un "Singspiel", esto es, un espectáculo musical mezclado de canto y recitación en prosa, con un argumento que adquiere tono de farsa. Mediocres pero agradables compositores (entre ellos Dittersdorf, contemporáneo de Mozart) proporcionaban las melodías para ese género, sin hacer mucho caso de la propiedad escénica y dramática de la obra.
Mozart cayó en ese ambiente tranquilo y acomodaticio como un águila en un gallinero. La música de este "Singspiel" era de técnica compleja, con pormenores contrapuntísticos, graciosísimos y difíciles de ejecutar; pero lo que determinó el triunfo de la obra fue que aquella música se ajustaba en todo momento a la situación escénica, sin permitirse desviaciones como a veces hacían los compositores italianos.
El argumento es sencillísimo: en la playa, ante el palacio del Bajá, un tenor, Belmonte, viene buscando entre afligidos lamentos a su novia Constanza, caída en manos de los turcos. Gracias a la ayuda de su astuto criado, Pedrillo, que ha entrado al servicio del Bajá en busca de su propia novia (Blonde, también prisionera), Belmonte consigue eludir la vigilancia del terrible Osmín, guardián del serrallo y amo de Blonde, y así puede encontrar a su Constanza.
Por dicha, todavía no se ha perdido nada: Blonde, con su vivacidad de lenguaje y su ánimo valeroso, sabría defenderse aunque fuese de todo un regimiento de jenízaros, y la suave y desarmada Constanza ha tenido la fortuna de hallar un melifluo Bajá muy caballeroso, el cual no quiere en absoluto coger el fruto antes de que esté maduro y espera a que Constanza se enamore de él.
Fracasada la fuga de los cuatro, son encadenados y conducidos ante el Bajá. Se descubre que Belmonte es hijo de un almirante cristiano, bárbaro y atroz enemigo del Bajá, causa de sus innumerables desgracias. Constanza se dispone a morir feliz junto a su afligido Belmonte; Pedrillo está aterrorizado, pero Blonde no se desanima. El tremendo Osmín está contentísimo y ya saborea el espectáculo de dos cristianos colgados, empalados, asados vivos o descuartizados.
Pero el caballeroso Bajá, después de regodearse un momento con sus ideas de venganza, le dice a Belmonte: "Llévate a Constanza, date a la vela hacia tu patria, y di a tu padre que te he tenido en mi poder y que te he dejado libre para que él sepa que es mayor satisfacción pagar una ofensa con un beneficio que amontonar ruinas sobre ruinas". Naturalmente, también Blonde y Pedrillo son indultados. En el final, en un maravilloso andante sentencioso, los cuatro enamorados expresan su reconocimiento cubriendo las exclamaciones del aterrorizado Osmín, y después se van, felices y satisfechos, entre un coro de jenízaros.
Se dice que en esta ópera Mozart se abandonó más que de costumbre a efusiones expresivas porque veía en las tribulaciones de Belmonte y Constanza las adversidades con que tropezaban él y su Constanza Weber (su matrimonio se celebró justamente en 1782). Pero a quien esté acostumbrado al calor melódico y vital de la ópera cómica italiana, también el Rapto le parecerá obra típica de un artista que (como decía Busoni) "si debe conmover, él no debe conmoverse, para no correr el riesgo de perder en el momento culminante el dominio de sus procedimientos artísticos". Especialmente, las arias elegíacas y formalistas de Belmonte no autorizan suposiciones de tal género.
En cambio, es innegable que la suave figura de Constanza es contemplada con cierta ternura, particularmente en su primera aria y en el dúo en que, a la mesurada desesperación de Belmonte, opone su tierna felicidad de morir por el amado. La expresión del dolor pasa siempre a segundo término, y sólo queda como una sombra de melancolía en los diversos aspectos que va revelando este personaje, retrato de muchacha amorosamente trabajado.
Efecto predilecto de Mozart es el paralelismo entre dos parejas de enamorados, gracias al cual obtendrá, en sus óperas siguientes, resultados cada vez más elevados: por una parte, la pareja aristocrática, toda suspiros, elegía y ternura: por otra, la popular, jovial, libre y materialista. Blonde, con sus actitudes de "soubrette", tiene un aria bellísima ("Welche Wonne, welche Lust") y un malicioso dueto con Osmín que, junto con la escena en que Pedrillo emborracha al terrible guardián, resumen la alegría sobria y mesurada de la obra.
La escena culminante es el cuarteto del segundo acto, típico ejemplo del carácter de farsa del "Singspiel". Los cuatro enamorados se hallan por fin reunidos, pero una molesta sospecha se abre camino en los dos hombres, que acaban por expresarla: Belmonte con extremada delicadeza, Pedrillo con su incorregible vulgaridad. Los dos querrían saber por Blonde si Osmín no ha hecho valer sus derechos de propiedad sobre ellas. La escena se desarrolla con deliciosa simetría dieciochesca: Constanza se estremece, púdica; Blonde atiza una tremenda bofetada a Pedrillo, después de lo cual los dos amantes se confiesan convencidos y piden y obtienen perdón.
El contrapunto psicológico (púdica delicadeza de la pareja noble, franca y ruda energía de la pareja plebeya) constituye uno de los más perfectos aciertos teatrales de Mozart. También es admirable la famosa obertura, obra juvenil, ágil y vibrante de alegría, con matices de señoril generosidad y no utilizada en el resto de la obra, salvo en dos compases que introducen la primera escena y en alguna rápida conclusión orquestal.

http://www.biografiasyvidas.com/monografia/mozart/rapto_serrallo.htm


La coronación de Poppea de Claudio Monteverdi

Drama musical en un prólogo y tres actos. Libreto de Giovanni Francesco Busenello.

Título original:
 L'incoronazione di Poppea (II Nerone).

Personajes: Nerón, emperador de Roma (tenor); Octavia, su esposa (soprano o mezzosoprano); Popea (soprano); Otón (contratenor o barítono); Séneca (bajo barítono); Fortuna, diosa del destino (soprano); la Virtud (soprano); el Amor (mezzosoprano); Palas Atenea (soprano); Mercurio (tenor); criados de Octavia, criadas de Popea; compañeros de banquete de Nerón; soldados, discípulos de Séneca, pueblo, etc.

Lugar y época: Roma, época de Nerón.

Argumento: 
Nerón, el poderoso emperador de Roma, se ha enamorado de Popea, que por él ha rechazado a su antiguo amante Otón. Nerón decide abandonar a su esposa Octavia y sentar en el trono a Popea. Séneca, que ha reprendido al emperador por su injusticia, debe morir.

Octavia obliga a Otón a matar a Popea. Para ello se asegura el favor amoroso de Drusila, criada de Popea. Otón intenta cumplir su misión a pesar de que su corazón está desgarrado entre el amor y el odio. Se pone la capa de Drusila y se acerca a Popea, que duerme. Sin embargo, despertada a tiempo por la voz de Amor, Popea sale de su sueño.

Drusila, cuya capa han reconocido, es apresada y echa sobre sí, por amor a Otón, todas las culpas. Entonces se presenta Otón. Puesto que confiesa su plan de asesinar a Popea, también debe descubrir a quien le ha encomendado la misión. Nerón, que ha oído con creciente sorpresa las autoacusaciones de Otón y Drusila, con las que cada uno quiere salvar al otro, cambia la sentencia de muerte por la de destierro. Ya tiene un motivo para rechazar a Octavia. Dichoso, se une en matrimonio a Popea.

Fuente: Después que en las primeras décadas del arte operístico fueran puestos en música sobre todo temas de la mitología griega, el ámbito de los argumentos se amplía por medio de la inclusión de la historia clásica. En este caso aparece la época de Nerón y Séneca, la vieja Roma entre los años 54 y 68 del primer siglo de nuestra era, aunque los hechos históricos no se reproducen con exactitud.

Libreto: El abogado y poeta Giovanni Francesco Busenello redactó un líbrelo que debe considerarse más un poema que un esbozo dramático operístico. No contiene rápidos diálogos dramáticos ni coros que actúen, sino declamaciones largas y bellas desde el punto de vista formal, y repeticiones variadas artísticamente.

Música: Monteverdi alcanza con esta obra no sólo el punto culminante de su carrera, sino que da forma también a un drama musical que crea el tránsito de la ópera florentina, compuesta casi exclusivamente de recitativos y arias, a la ópera barroca, con sus grandes arias llenas de pasión. En esta obra es posible encontrar números musicales cerrados que con el correr del tiempo impondrán la larga declamación recitativa y luego la eliminarán por completo. La música de Monteverdi es siempre excelente y sus armonías claras.

Historia: L'incoronazione di Poppea es la última obra de Monteverdi para la escena. Su estreno tuvo lugar en el Teatro Grimano de Venecia en el otoño de 1642. También esta obra se consideró perdida durante varios siglos: fue redescubierta en 1888 por Taddeo Wiel, y de inmediato comenzaron los «intentos de recuperación», que plantearon muchos interrogantes. Solamente nuestra época, sobre todo las representaciones mencionadas de Harnoncourt y Ponnelle en la Ópera de Zúrich durante los años setenta del siglo pasado, parecen hacer justicia, en la medida en que esto sea posible, a las obras del Renacimiento y del Barroco, pues incluyen también instrumentos antiguos, tal como los que utilizó Monteverdi. Es igual que se consideren antiguallas de museo las tres óperas de Monteverdi que han llegado hasta nosotros (de la quincena que probablemente compuso), pues en el fondo son arte vivo, capaz de conmovernos profundamente.

Fuente: “Diccionario de la Ópera” de Kart Pahlen


http://www.hagaselamusica.com.ar/clasica-y-opera/pera/la-coronacion-de-poppea-de-claudio-monteverdi/



martes, 23 de diciembre de 2014

Haydn y la ópera: Il mondo della luna

Por Ovidi Cobacho Closa, Historiador del arte (Catalunya).

De sobras conocida es la cabal importancia de este compositor dieciochesco  en el terreno de la música instrumental sinfónica y de cámara, dentro de la estética conocida como el Clasicismo musical, al igual que su aportación en la música religiosa donde sobresalen composiciones de gran relieve como sus oratorios de madurez La creación (1798) y Las estaciones (1801). Sin embargo, mucho menos conocida y difundida es su contribución al género operístico, del cual nos dejó un número considerable de composiciones – veintiséis- que aún  aguardan ser recuperadas y reincorporadas en las programaciones de nuestros coliseos. A pesar de que algunas de ellas han sido resucitadas por la industria discográfica, sus títulos distan mucho de ser conocidos por el gran público y raramente aparecen en las programaciones, dejando así al margen una interesante faceta de este Kapellmeister, repleta de deliciosos momentos musicales.
Quisiéramos esbozar unas pocas pinceladas sobre la aportación de Haydn a este género musical, centrándonos con algo más de detalle en la primera ópera del compositor estrenada en España (¡1967!) – Il mondo della Luna-, recientemente recuperada, dentro de la iniciativa “Taller d’òpera” en coproducción del Gran Teatre del Liceu y el Teatre Lliure de Barcelona junto al Teatro Arriaga de Bilbao. Cabria apuntar pero, como ya veremos, que este “olvido” de las creaciones operísticas de Haydn no es fruto de simple o fortuita dejadez, sino también en gran parte consecuencia de un sentido dramático y narrativo bastante convencional por parte del compositor, mucho más superficial que el de sus creaciones vocales religiosas, aunque no por ello exentas de una música de gran calidad, con pasajes de gran relieve y belleza musical.

Aunque según parece sus primeros contactos con el género operístico se remontan a los años de juventud como músico independiente, dentro del incipiente género del singspiel, la práctica totalidad de su producción estará comprendida y determinada a su cargo de Kapellmeister al servicio de los Esterházy. Poco tiempo después de haber entrado al servicio de esta familia nobiliaria ya tenemos noticia del estreno de la primera ópera italiana de Haydn, Acide (1762), de la que tan solo se conserva la obertura y unas pocas arias. En 1768, con Lo speziale –la más conocida y representada de sus óperas en el repertorio internacional hasta nuestros días-, se inauguró el teatro de ópera del palacio de los Esterházy, escenario que acogerá muchos de los títulos operísticos de los compositores más destacados del momento (Paisiello, Cimarosa, Martín i Soler, Sarti, Anfossi, Piccini, Traetta, Guglielmi, entre otros) y que con el tiempo mantendrá una actividad importante, destinada no solo a celebraciones y ocasiones solemnes sino también a servir una temporada de ópera regular, de la cual podían gustar los propios empleados de su servicio. En este marco será donde verán luz por primera vez muchas de las creaciones de Haydn.

De forma más o menos paralela a su evolución en el terreno de la música instrumental, la producción operística de Haydn experimentará un proceso de madurez que podríamos situar, de acuerdo con el Dr. Roger Alier (2), a partir de 1773, con L’infedeltà delusa, ópera que mereció los elogios de la emperatriz María Teresa en su estancia en Esterház. Este mismo año también se estrenará como compositor de óperas para un teatro de marionetas situado en un gruta del palacio de los Esterházy, todo ello coincidiendo con el período en que el teatro de Esterház incrementa su actividad, con una plantilla de 24 instrumentistas que se reforzaban ocasionalmente y la contratación, por parte del príncipe Miklós Esterházy, de una plantilla suficiente de cantantes para poder llevar a cabo las constantes representaciones. Un hecho significativo puede darnos una idea acerca de lo arraigada que estaba la actividad en dicho teatro, cuando en noviembre de 1779 un incendio lo destruyó completamente (junto a muchas de las composiciones operísticas de Haydn) y en apenas un año estaba ya nuevamente reconstruido y en activo.

Dentro de este período, que concluirá con la ópera seria Armida (1784) – posteriormente, ya fuera del servicio de los Esterházy, recibirá el encargo de una ópera ( L’anima del filosofo, ossia Orfeo ed Euridice) que no pudo ser estrenada en vida del compositor-, su escritura musical se hará eco de sus logros en el género instrumental, adquiriendo cada vez una paleta más rica y variada, llena de matices y comentarios a cargo de la madera, muy superior al nivel habitual de los compositores italianos del momento y con algunos pasajes que nos sugieren ya  la escritura mozartiana. Todo ello lo encontramos progresivamente desarrollado en óperas como L’incontro improvviso (1775), La vera costanza (1779), L’isola disabitata (1779), la deliciosa La fedeltà premiata (1780) y sus dos últimas creaciones para Esterház Orlando paladino (1782) y la antes citada Armida. Con todo, y muy a pesar de la brillantez de muchos de sus pasajes instrumentales y vocales, el sentido teatral de estas composiciones deja entrever un Haydn mucho menos vinculado a la narración dramática que a la experimentación instrumental, cosa que en la actualidad lo sitúa a un nivel de popularidad muy inferior –por lo que al género operístico se refiere, por supuesto- que muchos de sus colegas coetáneos, por no hablar de grandes renovadores del género como  Gluck y del gran genio musical y dramático de Mozart.
Un ejemplo de todo esto lo podemos apreciar en Il mondo della luna, ópera bufa italiana, estrenada en Esterház el tres de agosto de 1777 y estrenada en España por el grupo amateur del Club de Fútbol Junior de Barcelona en 1967. Su libreto, basado en la obra de Carlo Goldoni, nos narra las vicisitudes de un crédulo burgués aficionado a la astronomía (Buonafede) que es embaucado por un avispado conocido (Ecclittico) y dos amigos más, ambos enamorados de sus dos hijas y criada, haciéndole creer que ha sido transportado al mundo lunar para así arrancarle el consentimiento para el matrimonio con las hijas y criada, y sus respectivas dotes. A pesar, naturalmente, de la distancia histórica y estética respecto a nuestros días, el libreto de Goldoni logra desarrollar con gran eficacia y comicidad el entramado de la obra, vestido sobre una sencilla trama con grandes dosis de crítica hacia las pasiones levantadas por las modas y aficiones más innovadoras y pretenciosas de aquellos tiempos (el telescopio) y sobre los vínculos sentimentales y motivaciones económicas que se esconden tras ellos.  No es de recibo pues, como han pretendido recientemente algunas voces críticas, achacar la poca fortuna que ha gozado la obra a la supuesta inconsistencia o frivolidad de su libreto, sin considerar el momento histórico en que se inscribe y  los gustos y perspectivas culturales a que pertenece, como muy ejemplarmente pone de entredicho la enorme popularidad de que gozó esta comedia en sus días, siendo musicada también por compositores como Baldasare Galuppi (1750), Pedro Avondano (1765), Nicolò Piccinini (1770), Gennaro Astaritta (1775), Giovanni Paisiello (1775) y Marcos Antonio Portogallo (1790), entre otros.

La música que sostiene esta comedia se inscribe plenamente dentro del lenguaje galante a la orden del día, incorporando algunos de los logros musicales que más tarde elevarían la figura de Haydn a un ineludible referente dentro de la historia de la música occidental. Su partitura está escrita para la orquesta que Haydn tenía a su cargo en Estarház, a saber: dos flautas, dos oboes, dos fagotes, dos trompas, dos trompetas, timpani, cuerda y clavicémbalo. Con todo ello, el compositor construye una deliciosa obra, utilizando un lenguaje refinado y siempre elegante, con una escritura rica en soluciones harmónicas y de amplios recursos musicales; con un plano tonal centrado en el Mi bemol mayor (mundo lunar) y sobre el Do y Re (mundo terrenal) . Es de destacar su tendencia a la economía de los medios vocales, eludiendo todo tipo de superfluas ornamentaciones, el refinamiento en la resolución de las cadencias, así como el gran hallazgo tímbrico en muchos de sus pasajes, con gran relieve de la madera.
Esto podremos apreciarlo ya de entrada en la exquisita página sinfónica que sirve de obertura, en Do mayor, –reutilizada posteriormente por el compositor como primer movimiento de su Sinfonía nº 63-, en deliciosos momentos vocales como el quinteto inicial “O Luna lucente...”, las arias “La ragazza col vecchione” (Buonafede), “Mi fanno ridere quelli che credono” (Cecco) o “Una donna come me” (Lisetta) del primer acto y el delicado concertante del  Finale primo de oscilantes melodías y modulaciones entre tonalidad menor y mayor (alusión a la muerte y la vida, respectivamente). Así mismo destacan la aria de Flaminia “Se la mia Stella” y los diversos interludios danzados del acto segundo con una escritura de bellísima factura, reutilizados también posteriormente por Haydn como material para tríos de flauta, violín y chelo. En el tercer acto sobresale el dúo “Un certo ruscelletto”  (Ecclittico y Clarice) de gran lirismo melódico, sabiamente sostenido por  cuerdas y madera. En cuanto a la tesitura de sus personajes, Haydn sigue las convenciones de la ópera bufa: un bajo bufo para el papel del crédulo padre Buonafede; un tenor lírico-ligero, con agilidad y nobleza de línea, para el avispado Ecclittico; una mezzo para el originario papel para castrato de Ernesto y un barítono o bajo bufo para el papel de Cecco (amigo de Ecclittico y su criado); las voces femeninas corren a cargo de una soprano lírica con dominio de la coloratura (Clarice), una soprano lírico-ligera con una particela de arriesgadas agilidades (Flaminia) y una mezzosoprano con facilidades para la coloratura y tintes picarescos (Lisetta) 

Sin lugar a dudas cabe considerar esta obra como un auténtico logro de la música escénica de la segunda mitad del siglo XVIII, que ilustra elocuentemente la poco conocida faceta del Haydn operista. Un compositor que pese a no disponer el sentido ni los recursos teatrales de algunos de los compositores operísticos de su tiempo como Paisiello o Cimarosa, supo vestir la escena con una música de riquísima factura, muy superior a la mayoría de los prestigiosos autores italianos del momento, pero que dentro del conjunto dramático tiende a cobrar una autonomía que no acaba de cuajar plenamente la obra como un todo orgánico y se escapa al definir el perfil psicológico de sus personajes –tarea que llevará prodigiosamente a cabo su compatriota Mozart pocos años después-. Con todo, la brillantez musical de muchas de sus páginas merecería un mayor reconocimiento por parte del público de hoy, aunque ello implique un cierto esfuerzo por superar los interminables recitativos al uso de la época y un pequeño salto por encima de las tan arraigadas, y a la vez cegadoras,  estéticas romántica y verista. Esperemos  que algún día alguien tome nota de ello y podamos disfrutar del revival operístico de Haydn.


http://www.filomusica.com/filo61/haydn.html



sábado, 20 de diciembre de 2014

Elisabeth Söderström
“El rock le debe mucho a la ópera”

Referencia y parámetro a la hora de interpretar la música de Richard Strauss y Leos Janácek, en entrevista con "Artes y Letras" la soprano sueca Elisabeth Söderström, actual directora artística del Teatro de la Corte de Drottningholm, defiende la ópera contemporánea, profetiza el término de la dictadura de los directores teatrales y renueva su esperanza en el canto.

Son cincuenta y tres los años de carrera que detenta la soprano sueca Elisabeth Söderström, leyenda en vida por su trabajo con las mujeres de Richard Strauss y Leos Janácek. Una artista de esas que hoy escasean, cuyo sello es el estudio y en cuyos rasgos está lacrada la intransigencia musical, unida a una valentía extraordinaria gracias a la cual pudo alterar a veces la pura belleza para develar los misterios más profundos de la música.

Ella hizo escuchar el sonido y el significado de las palabras, la curva de la frase, la idea del poema o del personaje que le correspondió interpretar. Y si en algún momento fue necesario trizar el barniz para descubrir "la verdad", tampoco tuvo problema en elevar la delicadeza y ocultar el sentido, de manera que el misterio fuera inviolable: así lo hizo con Mélisande, que cantó y grabó junto a Pierre Boulez.

Raro caso el de Elisabeth Söderström (1927), dueña de una extensa discografía, de un repertorio refinado y gran actriz sobre la escena. Hasta el día de hoy, cuando sus empeños se concentran sobre roles de carácter como la Condesa de "La Dama de Picas" (Tchaikowsky), las audiencias se vuelcan sobre ella con una adoración inusual, pero también con un respeto que la hace infranqueable y distinta. Como si estuviera más allá del bien y del mal, y nadie tuviera derecho a acceder a su círculo inmediato. Actualmente es directora artística del Teatro de la Corte de Drottningholm, en Suecia, famoso porque ahí rodó Ingmar Bergman su "Flauta mágica".

Libretos inteligentes

- En su opinión, ¿la creación contemporánea para la ópera responde a demandas de las audiencias actuales?

- Es variable. Es muy importante tener un libreto interesante. En los años ''''''''50, dos óperas nuevas concernían a la época en que vivíamos. Una era "El cónsul", de Menotti, que nos contaba la desesperación de las personas que visitaban un consulado en un país gobernado por una dictadura. Todos necesitaban visa para escapar. La otra ópera era "Aniara", sobre una nave espacial que evacua al planeta Marte a los sobrevivientes de la Tierra devastada. Después de una colisión con asteroides, la nave entra en órbita y queda condenada a permanecer en el cosmos para siempre. La ópera describe cómo reaccionan los pasajeros. Las dos fueron enormemente exitosas y creo que se debía tanto a su calidad musical como a que los libretos eran inteligentes.

"Uno de mis roles favoritos es La Mujer en "La voz humana", un monólogo de 45 minutos con un teléfono como partner. Claro, en ella coinciden Poulenc y Cocteau, lo que no es poco... En 1988, Dominick Argento creó un drama espeluznante: "The Aspern papers", donde seguimos una historia de amor durante 65 años. Interpreté a la cantante de ópera, quien aparece cuando tiene 35 años y más tarde 95".

"Estas son sólo cuatro óperas que ofrecen al público una experiencia emocionante de drama moderno en música. Igualmente atraen a la gente joven. Hay muchas óperas nuevas e interesantes, las que desafortunadamente nunca llegan a las audiencias internacionales".

- ¿Qué sugeriría para lograr que las nuevas generaciones se aproximen a la nueva creación para la ópera?

- Nosotros los cantantes tenemos la gran responsabilidad de interpretar bien la música contemporánea. Si se entrega una mala interpretación de Mimí en "La boheme", el público dirá ella fue una mala Mimí. Si se ofrece una primera representación mala de una nueva ópera, el público probablemente dirá que la ópera era mala y nada de interesante, y nunca se oirá la ópera de nuevo.

"Toda mi vida he oído que la ópera está muerta. Yo siento que es al revés, que el ímpetu crece y que se agregan nuevas formas, nuevos estilos. Ahora tenemos los espectáculos gigantescos o las óperas-spaghetti, comida y música en lugares oscuros...".

- Estos años parecen demostrar el triunfo de los directores de escena por sobre las voces.

- Profecía: el reinado de los directores teatrales terminará y el gran canto hermoso estará de vuelta".

Opera enchufada

- ¿Se interesa en las expresiones musicales masivas de estos días? ¿Música pop? ¿Rock? ¿Heavy metal?

- Mis tres hijos han sido mis profesores cuando se ha tratado de rock y música pop. He escuchado, visto y notado que el negocio en torno al rock se ha apoderado de muchísimas cosas de la ópera. Cuando yo empecé mi carrera, el sonido más fuerte en un teatro provenía de las orquestas de ópera y de los cantantes operáticos. Esos días terminaron. El ruido amplificado en los conciertos pop y rock es mucho más fuerte que cualquier representación lírica... Por otra parte, en la música de rock se encuentran las divas de hoy. Las limusinas y estrellas ahora sirven al pop y al rock. El rock le debe mucho a la ópera. No es de extrañarse, por lo tanto, que los cantantes de ópera quieran encontrar un nuevo nicho, como los conciertos en estadios deportivos, la ópera enchufada...

- ¿Observa en el arte actual una suerte de recuperación de los principios del Romanticismo, estimulada por lo hechos del siglo XX?

- Creo que podemos agradecer a las comedias musicales por eso...

- ¿Cómo sueña el medio artístico de los próximos cien años? ¿De qué manera se difundirá la música?

- Vamos a ver que la televisión y los videos ofrecerán a la gente la posibilidad de ver y escuchar música como jamás imaginamos. Corresponderá a los artistas conservar las actuaciones en vivo, que nunca podrán reemplazarse. Es importante que los precios de las entradas no lleguen a ser un obstáculo para las personas que deseen experimentar una actuación en vivo, desenchufada.

http://www.lamusica.emol.com/detalle/index.asp?idnoticia=270001


sábado, 13 de diciembre de 2014

Bloch, Ernest

Siglo XX

Suiza / EE.UU. [1880-1959]
Nació en el seno de una acomodada familia de comerciantes judíos en Suiza. Estudió composición con Emile-Jacques Delcroze y violín con Rey; después, en Bruselas, con el violinista Eugéne Isaye y composición con Rasse; para continuar luego en Alemania con Ivan Knorr y Ludwig Thuille. No consiguió estrenar sus obras, por lo que regresó a Ginebra para trabajar con su padre. Durante esta época compuso una ópera adaptada de Macbeth, que finalmente fue aceptada para ser representada en la Opera Comique de París. En este período nació su interés por la música judía. En Estados Unidos se vió en una situación económica delicada, de la que salió con la ayuda de varios amigos músicos. Luego se dedicó a la educación musical y a la composición, para terminar encontrando el éxito con América. Finalmente su talento fue reconocido y recompensado con premios y honores.

Cronología

·                               1894-1896 Estudió composición y violín en Ginebra.
·                               1897-1901 Estudios en Bruselas, Frankfurt del Meno y Munich.
·                               1910 Estreno en la Opera Comique de la ópera Macbeth.
·                               1912 Comenzó a interesarse por hacer una música inspirada en melodías judías.
·                               1915 Dirigió el estreno de la Sinfonía en do sostenido menor.
·                               1916 Llegó a Estados Unidos como director de la compañía Maud Allen.
·                               1919 Le otorgaron el premio Elizabeth Sprague Coolidge por su Suite para violín y piano.
·                               1920-1925 Dirigió el Cleveland Institute of Music.
·                               1931 Recibió una pensión y se retira de la enseñanza.
·                               1942 Es elegido miembro de la Academia Americana de las Artes y las Letras.
·                               1959 Murió el 15 de julio en Portland, Oregón.

Principales Obras

·                                 1896-1901 Sinfonía Oriental, Andante (cuarteto de cuerdas).
·                                 1902-1911 Sinfonía en do sostenido menor, ópera Macbeth.
·                                 1912-1917 Tres poemas judíos,Schelomo, Israel. Tres Salmos para voz y orquesta.
·                                 1916-1919 Suite (viola y piano).
·                                 1920-1925 Concerto Grosso, Suite Baal Shem, Quinteto para piano.
·                                 1927 América (rapsodia).
·                                 1934 Servicio Sagrado.
·                                 1936-1950 Voz en el desierto (orquesta y violonchelo obbligato).



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