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sábado, 7 de marzo de 2015

Peregrino  - Luis Cernuda

          ¿Volver? Vuelva el que tenga,
tras largos años, tras un largo viaje,
cansancio del camino y la codicia
de su tierra, su casa, sus amigos,
del amor que al regreso fiel le espere.

          Mas ¿tú? ¿volver? Regresar no piensas,
sino seguir libre adelante,
disponible por siempre, mozo o viejo,
sin hijo que te busque, como a Ulises,
sin Ítaca que aguarde y sin Penélope.

          Sigue, sigue adelante y no regreses,
fiel hasta el fin del camino y tu vida,
no eches de menos un destino más fácil,
tus pies sobre la tierra antes no hollada,
tus ojos frente a lo antes nunca visto.

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Peregrino - Poema comentado por Paz Díez Taboada

Luis Cernuda fue un hombre errante, siempre en camino, que no encontró nunca -o no quiso encontrar- un lugar en donde quedarse y echar raíces. Desde España, las sucesivas etapas del peregrinaje cernudiano fueron Gran Bretaña, Estados Unidos y, finalmente, Ciudad de México, en donde murió, cuando era huésped de su amiga la también poeta española y exiliada Concha Méndez. Cernuda tuvo siempre la conciencia intensamente romántica de ser un exiliado del mundo y la necesidad de no permanecer largo tiempo en ningún sitio, de estar siempre dispuesto a la partida.
En la primera edición de Antología de la Poesía Española (1932) de Gerardo Diego, y como pórtico a la selección de sus poemas, escribió Cernuda esta radical declaración: “No sé nada, no quiero nada, no espero nada. Y si aún pudiera esperarlo, sólo sería morir allí donde no hubiese penetrado aún esta grotesca civilización que envanece a los hombres”. Años después, en el precioso poema en prosa “La casa” (Ocnos, 1942), expresó de nuevo su renuncia a poseer un refugio propio e íntimo y su voluntad de desarraigo.
Y sobre la misma cuestión escribió pocos años antes de morir: “Siempre padecí del sentimiento de hallarme aislado y que la vida estaba más allá de donde yo me encontrara; de ahí el afán constante de partir, de irme a otras tierras...” (Historial de un libro, 1958). Parece, pues, notorio que, antes de vivir la amargura del exilio, ya había en él un afán de ocultamiento y de huida, y tanto que podría decirse que, en cierta manera, Cernuda “se quería escondido”.
Escrito en los últimos años de su vida, el poema “Peregrino” es la confirmación definitiva y desoladora de esa disposición al desarraigo y al alejamiento a los que antes nos hemos referido; y, sobre todo, de esa vocación de hombre errante, dispuesto a la búsqueda incesante de una terra semper incognita. Todo el poema es un  monólogo interior desarrollado de forma dialógica entre un yo y un tú, que, como en otros poemas de Cernuda, es un desdoblamiento del propio yo del poeta. El infinitivo interrogativo que da comienzo al poema, “¿volver?”, parece ser expresión del cuestionamiento de la posibilidad de su vuelta a España, pues por aquel entonces algunos exiliados de la guerra 1936-1939 ya empezaban a regresar.
Cada una de las tres estrofas constituye, pues, una secuencia de una íntima cavilación y, sin ambages, la firme respuesta del poeta. En la primera, alude a los exiliados que quizá quieran y puedan volver a España, porque, “tras un largo viaje” y “cansados del camino”, hay en ella algo o alguien que les espera, ya sea tierra, casa, amigos o amor. Pero, en la segunda y tras la intensificación de la pregunta que a sí mismo se dirige,  “mas ¿tú? ¿volver?”, el poeta rechaza tajantemente el retorno y no sólo se niega toda posibilidad de regreso, sino que se afirma en su afán de libertad, en seguir viviendo sin ataduras, sin volver atrás la mirada y siempre disponible… Destacan las referencias a los personajes principales de La Odisea de Homero: Ulises, imagen clásica del mito del retorno y figura del peregrino por antonomasia, que una vez cumplida su tarea, retorna a su reino de Ítaca, al hogar en donde le esperan su fiel esposa Penélope y su hijo Telémaco. Pero no todos pudieron -o no quisieron- ser Ulises; así este “peregrino” cernudiano que no tenía, ni dentro ni fuera de su corazón- hijo, mujer ni patria que le incitaran al retorno. Y, en la última estrofa, la repetición del imperativo, “sigue, sigue”, intensifica el carácter auto-comunicativo del poema y confirma la valiente resolución del poeta de mantenerse fiel a su propio caminar en la incierta senda que le marque su destino.
Precioso ejemplo, pues, de poesía pura, en cuanto carente de retórica, apoyada en recursos de gran sencillez -preguntas y repuestas, repeticiones, enumeraciones…- sin “fuegos de artificio” ni sonoridades retumbantes y con una sola referencia libresca. Pero, en cambio, con gran nitidez y concisión en la expresión de pensamiento y sentimiento.
Que la vida es camino incierto y lo único importante es caminar es una gran verdad que ha sido glosada poéticamente múltiples veces a lo largo de los siglos. Así la condensó, ya en el siglo XIII, Gonzalo de Berceo en su Introducción a Milagros de Nuestra Señora: “Todos somos romeros que camino andamos” (estrofa XVII). Además, un proyecto vital semejante al de Cernuda lo expresó León Felipe -otro poeta español exiliado en México- en su poema “Romero sólo…”: “Ser en la vida / romero, / romero sólo que cruza / siempre por caminos nuevos; / ser en la vida / romero, / sin más oficio, sin otro nombre / y sin pueblo…” (Versos y oraciones de caminante, I, 1920). Pero, por el total despojamiento y desnudez al final de su peregrinaje, el de Cernuda tiene cierto parecido con el de Antonio Machado, que, premonitoriamente, lo expuso en la última estrofa de su poema “Retrato”: “Y cuando llegue el día del último vïaje, / y esté al partir la nave que nunca ha de tornar, / me encontraréis a bordo, ligero de equipaje, / casi desnudo como los hijos de la mar” (Campos de Castilla, 1912).

http://www.ciudadseva.com/textos/teoria/comenta/esp/cernuda.htm


viernes, 17 de octubre de 2014

Todo esto por amor - Luis Cernuda

Derriban gigantes de los bosques
para hacer un durmiente,
derriban los instintos como flores,
deseos como estrellas
para hacer sólo un hombre
con su estigma de hombre.

Que derriben también
imperios de una noche,
monarquías de un beso,
no significa nada;
que derriben los ojos,
que derriben las manos
como estatuas vacías.

Mas este amor cerrado
por ver sólo su forma,
su forma entre las brumas escarlata,
quiere imponer la vida,
como otoño ascendiendo tantas hojas
hacia el último cielo,
donde estrellas sus labios
dan otras estrellas,
donde mis ojos, estos ojos,
se despiertan en otro.

Todo esto por amor - Luis Cernuda

sábado, 11 de octubre de 2014

Donde habite el olvido – Luis Cernuda

Donde habite el olvido, 
En los vastos jardines sin aurora; 
Donde yo sólo sea 
Memoria de una piedra sepultada entre ortigas 
Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios. 

Donde mi nombre deje 
Al cuerpo que designa en brazos de los siglos, 
Donde el deseo no exista. 

En esa gran región donde el amor, ángel terrible, 
No esconda como acero 
En mi pecho su ala, 
Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento. 

Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya, 
Sometiendo a otra vida su vida, 
Sin más horizonte que otros ojos frente a frente. 

Donde penas y dichas no sean más que nombres, 
Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo; 
Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo, 
Disuelto en niebla, ausencia, 
Ausencia leve como carne de niño. 

Allá, allá lejos; 
Donde habite el olvido.


domingo, 21 de septiembre de 2014

Te quiero - Luis Cernuda

Te quiero. 

Te lo he dicho con el viento, 
jugueteando como animalillo en la arena 
o iracundo como órgano impetuoso; 

Te lo he dicho con el sol, 
que dora desnudos cuerpos juveniles 
y sonríe en todas las cosas inocentes; 

Te lo he dicho con las nubes, 
frentes melancólicas que sostienen el cielo, 
tristezas fugitivas; 

Te lo he dicho con las plantas, 
leves criaturas transparentes 
que se cubren de rubor repentino; 

Te lo he dicho con el agua, 
vida luminosa que vela un fondo de sombra; 
te lo he dicho con el miedo, 
te lo he dicho con la alegría, 
con el hastío, con las terribles palabras. 

Pero así no me basta: 
más allá de la vida, 
quiero decírtelo con la muerte; 
más allá del amor, 
quiero decírtelo con el olvido.

Tributo al gran poeta en la efeméride de su natalicio…


Te quiero - Luis Cernuda