¡Viviese yo en los tiempos esforzados de amores,
de conquistas y de guerras,
en que frailes, bandidos y soldados
a través de los mares irritados
iban en busca de remotas tierras.
No en esta triste edad
en que desmaya todo anhelo
–encumbrado como un monte–
y en que poniendo mi ambición a raya
herido y solo me quedé en la playa
viendo el límite azul del horizonte!