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jueves, 12 de febrero de 2015

Mendelssohn: Sinfonía nº 4 "Italiana"

La Sinfonía n.º 4 en la mayor, op. 90, conocida como «la Italiana», es una sinfonía orquestal escrita por el compositor alemán Felix Mendelssohn.

La obra tiene sus orígenes, al igual que la Sinfonía Escocesa o la obertura Las hébridas, en el tour que realizó Mendelssohn entre 1830 y 1831. En este caso se inspiró en el color y la atmósfera de Italia. La sinfonía fue completada en 1833, y fue estrenada en Londres en un concierto de la Royal Philharmonic Society. Mendelssohn no quedó del todo satisfecho con la obra y escribió versiones alternativas para el segundo, tercer y cuarto movimientos. Nunca publicó la sinfonía, que sólo apareció impresa luego de su muerte.

La pieza está orquestada con dos flautas, dos oboes, dos clarinetes, dos fagotes, dos cornos, dos trompas, tímpani y cuerdas. Tiene cuatro movimientos:

Allegro vivace
Andante con moto
Con moto moderato
Saltarello: Presto

El alegre primer movimiento está escrito en forma sonata. Continúa un movimiento que se basa en las impresiones de una procesión religiosa que el compositor presenció en Nápoles. El tercer movimiento es un minuet con trío. Y el cuarto (escrito en la clave menor) incorpora figuraciones de danza con tintes de un saltarello romano y una tarantela napolitana.

https://www.youtube.com/watch?v=8BJhi2jsnUM


lunes, 26 de enero de 2015

Felix Mendelssohn-Bartholdy: Concierto para violín en Mi menor, op. 64



En 1840, Mendelssohn fue "invitado" -es decir, convocado- a la corte del nuevo rey de Prusia, Federico Guillermo IV. El rey deseaba que el mecenazgo de las artes fuera una prioridad principal de su régimen, y por lo tanto atrajo a Berlín a poetas, pintores, músicos e intelectuales. La intención de Federico Guillermo era buena, pero era un soñador que tenía más ideas de las que jamás pudo poner en práctica. Quería que Mendelssohn, por ejemplo, no sólo estuviera a la cabeza del departamento de música de la Academia Real de las Artes, sino también que iniciara un nuevo conservatorio que fuera el centro de la vida musical alemana.
La familia del compositor le apremió a aceptar el cargo. Su madre, que había enviudado recientemente y vivía en Berlín, estaba especialmente ansiosa de que su hijo regresara a la ciudad donde había pasado su infancia. Mendelssohn se sentía poco dispuesto, porque nunca le había gustado Berlín y porque estaba seguro de que sus ideas liberales chocarían con el conservadurismo del rey. Además, sabía que dispondría de poquísimo tiempo para componer la música que a él le gustaba escribir. Uno de sus muchos proyectos era un concierto que había prometido a su viejo amigo, el violinista Ferdinand David. Pero por fin Mendelssohn aceptó: cuando un rey invita, el súbdito acude. El compositor estaba entusiasmado con la idea de trabajar en la ciudad más grande de Alemania y ansiaba tocar con los grandes conjuntos de Berlín así como componer para ellos.
Tras complicadas negociaciones respecto de sus exactas obligaciones y cargo, Mendelssohn se mudó con su familia a la capital prusiana en 1841. Obtuvo permiso para dejar su cargo como director de la Orquesta Gewandhaus de Leipzig durante un año. El primer violín Ferdinand David, para quien Mendelssohn estaba escribiendo el Concierto para Violín, asumió el cargo de director, en el que le sucedió, cuando el compositor se quedó en Berlín, Ferdinand Hiller y luego Neils Gade (a quien le tocó el honor de dirigir el concierto cuando finalmente estuvo listo en 1845).
Una vez en Berlín, Mendelssohn se topó con una serie de frustraciones. Los músicos de la orquesta no eran tan consumados como los de Leipzig y experimentaban hostilidad hacia él. Además, los burócratas con los que tenía que lidiar en la corte eran evasivos y poco cooperativos. Del ministro de las Artes, a través del cual debían canalizarse todas las peticiones de Mendelssohn, el compositor dijo: "Parece haber jurado la muerte a todo emprendimiento intelectual libre. Tiene miedo de un ratón." Se sumó a la infelicidad de Mendelssohn la muerte inesperada de su madre en 1842.
El compositor trabajaba en exceso y estaba deprimido. Se le exigía enseñar, componer para el Teatro Real y para los servicios de la iglesia y dirigir una orquesta y un coro. También tenía que habérselas con la estupidez oficial y la insensibilidad. Por ejemplo, se le pidió poner música a un poema "patriótico" que verdaderamente se oponía a la libertad de Alemania (para su buen nombre, Mendelssohn se negó a llevar a cabo esta tarea, aunque sí dirigió el arreglo de un tal Konradin Kreutzer). Su infelicidad cobró su tributo en su música. Durante esos años en Berlín se le exigió escribir música incidental -en su mayor parte vacía y ahora casi olvidada- para las producciones Antígona y Edipo en Colona de Sófocles y para Athalia de Racine. La única excepción fue la maravillosa música para Sueño de una Noche de Verano de Shakespeare, que había comenzado a los 17 años y que ahora terminó, a petición del rey. Un cortesano "hizo un cumplido" al compositor respecto de su nueva pieza: "¡Qué lástima que haya desperdiciado su bella música en una obra de teatro tan estúpida!"
Los planes del rey para el nuevo conservatorio no llegaron a nada. Mendelssohn había aportado con mucha fe una serie de ideas bien meditadas, pero el rey, como verdadero diletante que era, había trasladado su entusiasmo a otros proyectos. La idea de la escuela quedó "en suspenso", indefinidamente. El compositor le escribió a un amigo: "Grandes planes, exiguos logros; enormes exigencias, pocas concreciones; crítica sofisticada, músicos miserables."
Mendelssohn estaba preparado para marcharse. Pero el rey le halagó y le conquistó para que se quedara. Su carga de trabajo fue aliviada y se le dio la libertad de viajar. Pero el rey resultó ser un tramposo: la mayor parte de lo prometido nunca se materializó. Mendelssohn regresó momentáneamente a Leipzig, donde logró fundar un nuevo conservatorio. Esta escuela, que había sido planeada tiempo atrás, cumplía con todos los ideales que Federico Guillermo había deseado para Berlín, pero que era reacio a llevar a cabo. El estelar plantel de profesores incluía al violinista David (que todavía esperaba pacientemente el Concierto para Violín de Mendelssohn), al compositor Robert Schumann y al teórico musical Moritz Hauptmann.
Mendelssohn regresó a sus deberes oficiales y a sus frustraciones no oficiales en Berlín. Hallaba opresivo el entorno social de la corte y su salud comenzó a sufrir (murió tres años más tarde, a la edad de 38 años). El rey Federico Guillermo simuló estar confundido cuando supo que su muy bien pagado servidor deseaba la libertad completa, pero finalmente se avino, con la condición de que Mendelssohn estuviera disponible para futuros encargos e interpretaciones. El compositor dejó Berlín para siempre en 1844; escribió a un amigo: "El primer paso fuera de Berlín es el primer paso hacia la felicidad." Ya sin la exigencia de componer obras patrióticas, himnos eclesiásticos y música incidental, finalmente pudo terminar la obra que había empezado seis años atrás, el magnífico Concierto para Violín.
Aunque el propio Mendelssohn era violinista y anteriormente había escrito otro Concierto para violín (a la edad de 15 años), repetidamente buscaba el consejo de su amigo David. Como resultado, el Concierto en Mi menor es una integración magistral de virtuosismo y musicalidad. Está lleno de líneas melódicas que brotan del violín aparentemente sin esfuerzo y sin embargo explota totalmente el potencial técnico del instrumento. El final en particular presenta un virtuosismo desenfadado y verdaderas melodías integradas en uno de los scherzos maravillosamente endiablados de Mendelssohn. Es esta combinación de virtuosismo y lirismo la que ha hecho que el concierto fuera apreciado por generaciones de violinistas y oyentes.
El concierto tiene también su cuota de innovaciones. Se puede considerar, por ejemplo, el modo en el que los movimientos están enlazados entre sí. Un fagot sostiene una sola nota todo el tiempo desde el último acorde del primer movimiento, creando un lazo armónico con el segundo movimiento. Ese movimiento avanza sin pausa hacia una sección de transición que lo vincula con el final.
El primer movimiento incluye una cadenza escrita por completo. Tradicionalmente, la cadenzase deja a la improvisación, composición o elección del solista. Por lo general, se la presenta justo antes del cierre del primer movimiento, en un punto en el que el camino hacia adelante del concierto se detiene por un instante de modo que el solista pueda exhibir su virtuosismo. Este pasaje amplio y sin acompañamiento por lo general tiene no tiene demasiado que ver con la estructura de la obra. Mendelssohn trató de integrar la cadenza a la forma, así que la situó antes, dentro del movimiento. Sirve de transición entre la sección de desarrollo y la recapitulación. Ahora que la cadenza tiene un papel estructural importante, su forma y armonía ya no pueden quedar libres al capricho del solista. De manera que Mendelssohn escribió exactamente lo que el solista debía tocar, teniendo especial cuidado (y pidiendo el consejo de David al respecto) de que no obstante diera al virtuoso amplia oportunidad de exhibir su habilidad. En los movimientos segundo y tercero no existe cadenza, pero la modulación perpetua del final brinda constantemente al violinista una figuración imaginativa que promete llamar la atención y, al mismo tiempo, deleitar a los oyentes.

http://tono-menor.blogspot.com.ar/2012/04/top-5-conciertos-para-violin.html


viernes, 9 de enero de 2015

Concierto para dos pianos y orquesta de Félix Mendelssohn

En el verano de 1822, el joven Mendelssohn (tenía trece años de edad) participó en un extenso viaje familiar que le permitió conocer un buen número de ciudades alemanas y que finalmente lo llevó hasta Suiza.  Durante este viaje, el compositor tuvo uno más de sus encuentros (en la ciudad de Weimar) con Johann Wolfgang von Goethe.  Como consecuencia de este fructífero viaje, Mendelssohn dio certeros pasos hacia la madurez de su estilo y de su lenguaje, una madurez reflejada claramente en las composiciones creadas a su regreso de Suiza.

Entre ellas se encuentran dos cuartetos con piano (el primero de los cuales es la primera obra numerada de su catálogo), varias sinfonías para cuerdas (en algunas de las cuales es posible hallar melodías populares suizas), una Sonata para violín y piano, la primera de sus sinfonías para orquesta, el doble concierto para violín y piano, y los dos conciertos para dos pianos.

Mendelssohn terminó la composición del Concierto para dos pianos en mi mayor el 17 de octubre de 1823. Su primera ejecución tuvo como solistas al propio compositor y a su talentosa hermana Fanny.

Al inicio de la década de los 1830, el compositor retomó la partitura de su Concierto para dos pianos en mi mayor y llevó a cabo una amplia revisión del primer movimiento. Al parecer, esta revisión es la que se interpreta usualmente.

Hoy es posible conocer las intenciones originales de Mendelssohn gracias a la existencia de una copia de la partitura realizada, antes de la revisión, por su maestro, amigo y colega Ignaz Moscheles.

http://www.hjck.com/musicos/estreno-del-concierto-para-dos-pianos-y-orquesta-de-felix-mendelssohn/20141007/nota/2314943.aspx


martes, 16 de diciembre de 2014

Felix Mendelssohn-Bartholdy (1809 – 1847)
Tríos con piano
Nacido en Hamburgo en 1809, Felix Mendelssohn, hijo mayor del banquero Abraham Mendelssohn y nieto del gran pensador judío Moses Mendelssohn, adoptó el apellido adicional Bartholdy cuando decidió bautizarse y abrazar el Cristianismo, el pase de admisión de Heine a la cultura europea. Felix se crió en Berlín, donde se estableció su familia en 1812, y aquí disfrutó de las amplias oportunidades culturales que ofrecía aquélla a través de sus propios contactos e intereses. Las tempranas dotes de Mendelssohn, que se manifestaron en diversas direcciones, incluían una marcada precocidad musical, en su doble condición de intérprete y de compositor, a una edad extraordinariamente temprana. Estas aptitudes excepcionales contaron con todo el apoyo de su familia y sus amigos, aunque Abraham Mendelssohn abrigó algunas dudas en un principio sobre la conveniencia de que su hijo ejerciera la profesión de músico. Estas reservas quedaron en parte a un lado gracias a los consejos de Cherubini en París y a los signos cada vez más evidentes de las capacidades y los interes musicales del muchacho.
Mendelssohn tuvo oportunidades de viajar ya desde su primera juventud y llegó por el sur hasta Nápoles y por el norte hasta Las Hébridas, con Italia y Escocia prestándole la inspiración para posteriores sinfonías. Su carrera lo llevó al Festival del Bajo Rhin en Düsseldorf y a un período como director municipal de música de la ciudad, seguido en 1835 de su nombramiento como director de la Orquesta de la Gewandhaus de Leipzig. Aquí pudo continuar la labor que había iniciado en Berlín seis años antes, cuando dirigió en la capital alemana la recuperación de la Pasión según san Mateo de Bach. Leipzig habría de proporcionarle un grado de satisfacción que no pudo encontrar en Berlín, adonde regresó por invitación del Rey Federico Guillermo IV en 1841. De vuelta una vez más en Leipzig en 1843, fundó un nuevo Conservatorio, pasando en esta ciudad sus últimos años hasta su muerte a la edad de 38 años el 4 de noviembre de 1847, seis meses después del fallecimiento de su talentosa y adorada hermana Fanny.
El año 1839 lo pasó fundamentalmente en Leipzig. Aquí Mendelssohn, con algunas reservas iniciales, escribió una obertura y una canción para el drama Ruy Blas de Victor Hugo, una obra que describió como bastante horrible e increíblemente por debajo de la dignidad de cualquier escritor, probablemente porque encontró de mal gusto su intriga escabrosa y su subversión del orden social normal. El mismo año vio la luz una versión del Salmo CXIV, Cuando Israel salió de Egipto,para coro a ocho voces y orquesta, al tiempo que cumplía compromisos para dirigir en Düsseldorf y Brunswick. El Salmo encontró un lugar en el repertorio concertístico en la temporada lipsiense de otoño, cuando se repitió la Sinfonía en Do mayor de Schubert, rescatada del olvido por Schumann y escuchada por primera vez en Leipzig unos meses atrás ese mismo año, y se tocaron las cuatro oberturas que había escrito Beethoven para su única ópera, Fidelio. La temporada también encontró un lugar para el recién escrito Trío con piano en Re menor, op. 49. 
 Mendelssohn escribió su segundo trío, el Trío con piano en Do menor, op. 66, en 1845. Aún no se había liberado de todas sus responsabilidades en Berlín, pero iba a hacerlo pronto. Entretanto, había dirigido durante la temporada de la Sociedad Filarmónica de Londres, antes de regresar con su esposa y su familia a Frankfurt, estableciéndose más tarde una vez más en Leipzig para una temporada más con la Orquesta de la Gewandhaus y con obligaciones didácticas en el conservatorio que había fundado en la ciudad. El material inicial aporta una poderosa columna vertebral al enérgico primer movimiento. Éste se amplía con una melodía más fluida y hay también un tema secundario en Mi bemol mayor. Estos elementos se desarrollan vigorosamente y regresan modificados en la reexposición. El movimiento lento, en Mi bemol mayor, es introducido por el piano, seguido por el violín acompañado del violonchelo. En lo que sigue hay colores más sombríos, ya que se exploran tonalidades menores antes de que el tema principal regrese en forma más completa, avanzando hasta llegar a un final suavemente cadencioso. El muy animado Scherzo en Sol menor tiene una sección de trío contrastante en Sol mayor que apenas se detiene para tomar aliento antes de que el scherzo retome su curso precipitado. El rondó final cuenta con episodios contrastantes en Mi bemol y La bemol mayor y éstos regresan triunfalmente al final, con el tema semejante a un coral del segundo episodio en un grandioso Do mayor, seguido de las reminiscencias de temas anteriores, poniendo así fin a una obra de una energía inagotable.
(Traducción: Luis Gago)


http://www.naxos.com/mainsite/blurbs_reviews.asp?item_code=8.555063&catNum=555063&filetype=About%20this%20Recording&language=Spanish


domingo, 7 de diciembre de 2014

Octeto para cuerdas en Mi bemol mayor, Op. 20 - Mendelssohn

El  Octeto para cuerdas es una de las más apreciadas de las obras camerísticas de su autor y varios críticos lo consideran superior a los cuartetos o las sonatas a dúo. Esta opinión es fácilmente comprensible ante el ardor juvenil, las hermosas melodías y la originalidad de su instrumentación. Hans von Bülow afirmó que Mendelssohn comenzó su carrera siendo genio y la finalizó siendo muy talentoso. La segunda parte de esta consideración es discutible, pero podemos estar totalmente de acuerdo con la primera.
Esta obra maestra fue escrita en 1825, después del viaje a París, en el gran parque de la residencia de los Mendelssohn, donde también fue concebida la obertura para Sueño de una noche de verano. El Octeto constituyó un regalo de cumpleaños que Felix ofreció a su amigo EduardRietz. Lo escribió para doble cuarteto de cuerdas pero ideó la obra en ocho partes, no como su contemporáneo Spohr, que creó sus "cuartetos dobles" para dos conjuntos separados.
El tema ascendente que inicia el primer movimiento, escrito en forma sonata, inmediatamente establece la extática energía de toda la obra. En el Andante, de tonalidades predominantemente claras, se perciben algunos momentos teñidos con colores más intensos. El Scherzo nos adelanta la presencia de las hadas y traviesos duendes del Sueño de una noche de verano, mientras que el final, Presto, con sus secciones alternadas de escritura contrapuntística y homofonía ilustra la forma en que Mendelssohn-quien más adelante sería el principal promotor del redescubrimiento de Bach- pudo imbuir su arte con el de su ilustre predecesor.

http://www.refinandonuestrossentidos.com/jakob-ludwig-felix-mendelssohn-bartholdy/sinfon%C3%ADa-para-cuerdas-10-y-12-octeto-para-cuerdas/


domingo, 26 de octubre de 2014



 

 

El sueño de una noche de verano (Mendelssohn)

La obra de Felix Mendelssohn está basada en la obra de teatro del mismo nombre escrita por el dramaturgo inglés William Shakespeare.
El sueño de una noche de verano (en alemán Ein Sommernachtstraum) es una obra musical escrita por el compositor Felix Mendelssohn, tomando como base la obra de teatro del mismo nombre escrita por el dramaturgo inglés William Shakespeare. Mendelssohn compuso esta obra en diferentes momentos de su vida. Entre el 8 de julio y el 6 de agosto de 1826, cuando su carrera estaba comenzando, compuso una obertura de concierto op. 21 y se estrenó en Szczecin el 20 de febrero de 1827. En 1842, unos pocos años antes de su muerte, escribió música incidental (op. 61) para una producción de la obra de teatro, en la que incorporó la obertura existente. La música incidental incluye la famosa Marcha nupcial.

Música incidental

Mendelssohn escribió la música incidental, op. 61, para El sueño de una noche de verano en 1842, 16 años después de haber escrito la obertura.
Mendelssohn escribió la música incidental, op. 61, para El sueño de una noche de verano en 1842, 16 años después de haber escrito la obertura. Fue escrita como un encargo del rey Federico Guillermo IV de Prusia. Mendelssohn era en ese momento director musical de la Real Academia de las Artes y de la Orquesta de la Gewandhaus de Leipzig.[5] Una exitosa representación de la Antígona de Sófocles el 28 de octubre de 1841 en el New Palace de Potsdam, con música de Mendelssohn (op. 55) hizo que el Rey le pidiera más música suya, ya que lo divertía especialmente. El sueño de una noche de verano fue producida el 14 de octubre de 1843, también en Potsdam. El productor fue Ludwig Tieck. La obra fue seguida de música incidental para el Edipo rey de Sófocles (Potsdam, 1 de noviembre de 1845; publicado póstumamente como op. 93) y Atalía de Jean Racine (Berlín, 1 de diciembre de 1845; op. 74).[1]
La obertura op. 21, compuesta originalmente como una pieza independiente 16 años antes, fue incorporada en la música indicental op. 61 como su obertura y fue el primero de sus 14 números. También hay secciones vocales y otras son movimientos puramente instrumentales, incluyendo el Scherzo, Nocturno y la Marcha nupcial. Los números vocales incluyen el lied "Mit Chor Kommt!" y los melodramas "Über Táler und Höhn", "Was du wirst erwachend sehen", "Welch hausgebackenes Volk" y "Sei, als wäre nichts geschehn", que sirven para realzar el texto de Shakespeare.
El primer acto se representa sin música. El Scherzo, con su animada partitura y dominado por vientos parladores y cadenas de danzantes, actúa como un intermezzo entre los actos I y II. El Scherzo conduce directamente al primer melodrama, un pasaje de texto hablado sobre música. La llegada de Oberón es acompañada por una marcha de hadas, interpretada con triángulo y platillos.
La pieza vocal piece "Mit Chor Kommt!" abre la segunda escena del segundo acto, que termina con el Intermezzo que llega al final de dicho acto. El acto III incluye una pintoresca marcha para la entrada de los artesanos, acompañando esta acción con la música de la obertura. El Nocturno incluye un solo de trompa doblado por fagotes y acompaña a los amantes durmientes entre los actos III y IV. Hay un único melodrama en el acto IV. Éste concluye con una repetición del Nocturno para acompañar el sueño de los amantes mortales. El intermezzo entre los actos IV y V es la famosa Marcha nupcial, probablemente la pieza más popular de la música compuesta por Mendelssohn.
El acto V contiene más música que los otros, para acompañar el banquete de bodas. En él hay una breve fanfarria para trompetas y timbales ("Was dies bedeuten soll"), una parodia de la marcha fúnebre, y una danza Bergomask ("Ein Tanz von Rüpeln"). La danza usa el rebuzno de Bottom de la obertura como principal material temático.
La obra tiene tres breves epílogos. El primero de ellos es introducido con una repetición del tema de la Marcha nupcial y la música de las hadas de la obertura. Después del discurso de Puck, se escucha el número musical final "Iluminad con luz refulgente toda la casa", con partitura para soprano, mezzosoprano y coro. El famoso discurso de despedida de Puck "Si las sombras os hemos ofendido" es acompañado, cuando despunta el día, por los primeros cuatro acordes oídos en el comienzo de la obertura, cerrando el círculo completo de la obra.
Los movimientos puramente instrumentales (Obertura, Scherzo, Intermezzo, Nocturno y Marcha nupcial) son interpretados a menudo como piezas independientes en las representaciones en conciertos o en grabaciones.

Partes de la obra

  • N.º 1 Obertura, Op. 21
  • Texto: "Hier ist das Blatt"
  • N.º 2 Scherzo
  • N.º 3 Melodrama: "Über Táler und Höhn"
  • "Elfensmarch"
  • N.º 4 Lied: "Mit Chor Kommt!"
  • N.º 5 Melodrama: "Was du wirst erwachend sehen"
  • N.º 6 Intermezzo
  • N.º 7 Melodrama: "Welch hausgebackenes Volk"
  • N.º 8 Nocturno
  • Texto: "Nun toller Geist"
  • N.º 9 Melodrama: "Sei, als wäre nichts geschehn"
  • N.º 10 "Hochzeitsmarch"
  • Texto: "Nun Kommt!"
  • N.º 11 Melodrama: "Was dies bedeuten soll"
  • Texto: "Beliebt es Euer Hoheit"
  • N.º 12 "Ein Tanz von Rüpeln"
  • Texto: "Zu Bett, geliebte Freunde"
  • N.º 13 Melodrama: "Jetzt be heult der Wolf den Mond"
  • N.º 14 Final: "Bei des Feuers matten Flimmern"

Wikipedia



sábado, 25 de octubre de 2014

Obertura de Sueño de una Noche de Verano  - Félix Mendelssohn

Félix Mendelssohn compuso esta obra entre el 8 de julio y el 6 de agosto de 1826. Se estrenó en Stettin, el 20 de febrero de 1827. La habilidad artística, la originalidad y la madurez que Mendelssohn exhibe en esta pieza temprana son sorprendentes. En ciertos sentidos, jamás sobrepasó lo logrado en su adolescencia. Sus últimas obras son a veces más cultas, sin embargo, su habilidad artística estaba completamente desarrollada a la edad de 17 años.

De manera que cuando se le encargó proporcionar música incidental adicional para varias escenas de Sueño de una Noche de Verano, pudo, sin ningún esfuerzo, volver a entrar en el equivalente musical del país de las hadas de Shakespeare que había creado 17 años antes.

Aunque las obras de Shakespeare se conocían desde hacía mucho tiempo en los países de habla alemana, el dramaturgo inglés no empezó a ser leído ampliamente en Alemania hasta que, en 1801, apareció una nueva serie de traducciones definitivas. Las nuevas versiones estaban teñidas de romanticismo y así lograron el difundido atractivo que tuvieron entre los artistas e intelectuales del siglo XIX. Ludwig Tieck, uno de los traductores, llamó a Sueño de una Noche de Verano "una obra maestra romántica". Y así también le parecía a Mendelssohn, que leyó el drama una y otra vez en su jardín. Tenía apenas 17 años cuando le escribía a su hermana Fanny: "Me he acostumbrado a componer en nuestro jardín... Hoy o mañana voy a soñar allí el Sueño de una Noche de Verano. ¡Soy muy caradura!"

Es sorprendente que un muchacho joven pudiera componer una obra tan pulida y original como la Obertura de Sueño de una Noche de Verano. Lo que es aun más sorprendente es que la música capta perfectamente el espíritu inglés de la comedia de Shakespeare. Mendelssohn todavía no había visitado Inglaterra ni había viajado más allá de su tierra natal. Sus composiciones narrativas de viajes, tales como Las Hébridas de 1830 o la Sinfonía Italiana de 1833, o la Sinfonía Escocesa de 1842, quedaban todavía para un futuro lejano.

Un compositor adolescente, incluso uno de genio tan precoz como Mendelssohn, quiere mostrar su última obra en proceso a su profesor. Así que el compositor llevó un esbozo de la introducción y exposición de la obertura a Adolph Bernhard Marx.

Marx, que se convirtió en amigo de Mendelssohn en 1824, era un brillante y claro teórico e historiador musical, así como algo de compositor. Estaba trabajando en su tratado Sobre la Pintura en la Música en el momento en el que era profesor de Mendelssohn, así que se mostró muy interesado en la obertura programática de su alumno. Más tarde, Marx recordaba que "los acordes introductorios y la danza de los elfos eran tal como las conocemos. Luego, ¡qué pena!, seguía la obertura propiamente dicha, pero yo no pude relacionarla con Sueño de una Noche de Verano. Como amigo fiel me sentí moralmente obligado a decirle al compositor francamente lo que pensaba. Se sintió preocupado, irritado e incluso herido, y escapó sin decir adiós."

Unos días más tarde el compositor envió una nota de disculpas y pidió consejo a Marx para ajustar la obertura de modo que estuviera más de acuerdo con la obra teatral. "No le fallé", escribió Marx. "Corrí en su auxilio y señalé que una obertura tal debe reflejar fielmente y por completo el drama del cual debía ser prólogo. Con entusiasmo y devoción absoluta él emprendió el trabajo nuevamente. De la versión original, sólo podía salvarse la alusión al vagabundeo del amante en el primer motivo; todo lo demás debía escribirse nuevamente... Insistí en que guardara un lugar para los bufones e incluso para el rebuzno ardiente de Bottom. Siguió mi consejo y la obertura tomó la forma que conocemos actualmente."

Cuando se estrenó la obertura, Marx publicó una crítica muy favorable. Mendelssohn apreciaba el apoyo y la ayuda de su amigo, aunque el padre del compositor tenía dudas respecto del maestro. Abraham Mendelssohn decía: "La gente que habla con tanta aptitud, pero que no produce nada apto, ejerce una mala influencia sobre los talentos productivos." El compositor y su maestro finalmente se distanciaron cuando Mendelssohn se negó a interpretar un oratorio trivial de Marx, en Leipzig.

Podemos muy bien preguntarnos cómo era la versión original de la obertura. Los esbozos que Marx criticó no han sido conservados. Pero el resultado final, debido en pequeña o gran parte al consejo de Marx, es una de las obras maestras de la música orquestal romántica. Es maravillosamente evocativa del mundo élfico de la obra de Shakespeare, especialmente en los acordes de los vientos de madera de la apertura y en el siguiente scherzando de las cuerdas. Un momento delicioso se produce cuando Bottom, el patán, es representado por el corno y el oficleido (un instrumento obsoleto que se parecía al saxofón pero con una boquilla metálica redonda; actualmente esta parte, por lo general, se interpreta con la tuba) entrometiéndose de forma grosera en un pasaje delicado de vientos de madera y cuerdas. Es especialmente hermosa la concluyente transformación del dogmático tema principal en una melodía graciosamente lírica de los violines.

http://www.hagaselamusica.com.ar/clasica-y-opera/obras-maestras/obertura-de-sueno-de-una-noche-de-verano-de-felix-mendelssohn/


sábado, 18 de octubre de 2014


Sinfonía Nº 5 "Reforma"- Félix Mendelssohn


La Reforma fue el movimiento religioso que llevó al establecimiento del protestantismo. Martín Lutero lideró la rebelión contra la dominación espiritual, política y económica de la Iglesia Católica. En 1519 desafió abiertamente el poder del Papa; en 1520 quemó públicamente la orden del Papa de excomulgarle. Lutero tenía muchos seguidores y la batalla posterior entre católicos y protestantes fue feroz. En 1530 los luteranos se habían ganado el derecho de determinar la religión del pueblo bajo su gobierno. Sus creencias se pusieron de manifiesto en un documento presentado en la reunión convocada en Hamburgo por el emperador Carlos V, con el propósito de resolver las diferencias entre protestantes y católicos. Carlos y los católicos no podían aceptar las ideas de Lutero y la división entre las dos partes de la cristiandad se hizo permanente. El documento, conocido como la Confesión de Augsburgo, se convirtió en la manifestación fundamental de la fe protestante.

En un primer momento Lutero se interesó por los judíos. En 1523 escribió que los judíos "son consanguíneos de nuestro Señor... Debemos aplicar, no la ley del Papa, sino el amor cristiano y demostrar hacia ellos un espíritu amistoso". Desafortunadamente, la situación de los judíos no mejoró bajo la Reforma. Lutero creía que tratar a los judíos amablemente significaba convertirlos. Cuando estos se resistieron, se pusieron de manifiesto sus prejuicios contra ellos. En 1542 escribió, airado: "Si los judíos se niegan a convertirse, no debemos sufrirlos ni soportarlos más tiempo." Así que los judíos siguieron en sus ghettos, no sólo alejados del bienestar material sino también de la corriente principal de la ciencia, el arte y la cultura europeos. No fue sino hasta el siglo siguiente cuando pudieron romper las barreras religiosas y de clase para participar en la vida intelectual de Europa.

La figura a quien le cupo la mayor responsabilidad de este avance fue Moisés Mendelssohn. El filósofo se hizo íntimo amigo del dramaturgo Gotthold E. Lessing, que basó en él su famosa pieza teatral: Natán, el Sabio. Los intelectuales alemanes se quedaron primero muy sorprendidos pero también intrigados por el hecho de que Lessing se involucrara profundamente con un judío y escribiera una pieza sobre él en relación con los temas de la libertad y de la tolerancia. Como consecuencia, Mendelssohn fue aceptado por la intelligentsia. Su ensayo sobre la inmortalidad, escrito básicamente en alemán en lugar de idish, fue ampliamente leído; lo convirtió en un filósofo, incluso más respetado que Kant. Tradujo el Antiguo Testamento al alemán para beneficio de los judíos cuyo hebreo no era fluido. Creía que su pueblo era en primer lugar alemán y sólo en segundo término judío y sentía que todos los ritos religiosos debían llevarse a cabo en el lenguaje del pueblo en lugar del hebreo. El foco principal de la vida y la obra de Mendelssohn fue ayudar a su pueblo a abandonar los ghettos y unirse a la sociedad como iguales de los protestantes y de los católicos. No vivió para ver la realización de su sueño: murió en 1786 y la emancipación de los judíos en Alemania fue decretada oficialmente en 1812. Pero incluso entonces, los prejuicios siguieron siendo generalizados.

Uno de los nueve hijos de Moisés Mendelssohn fue Abraham, padre de Félix. Aunque Abraham tenía sólo 10 años cuando murió Moisés, aceptó el liberalismo judío de su padre. Así que, a la edad de 16 años, se unió a la Sociedad de los Amigos, dedicada a combatir la ortodoxia. Muchos de sus miembros hasta llegaron a hacerse bautizar. Cuando la emancipación oficial de los judíos en Alemania no logró liberar al país del antisemitismo, Abraham no vio ninguna contradicción en proteger a sus niños, haciéndolos bautizar como protestantes. De hecho, la esposa de Abraham había sido una fuerte defensora de la conversión durante años. El incluso siguió el trámite de hacerse bautizar varios años más tarde, pero continuó considerándose judío.

Félix fue criado como luterano. El, como su padre, mantuvo importantes lazos espirituales con el judaísmo, pero sus creencias eran totalmente protestantes. Era un humanista que a menudo defendía a los judíos y estaba orgulloso de su herencia, pero era también un protestante devoto que compuso manifestaciones de fe cristiana tales como Te Deum, Magníficat, himnos, motetes, cantatas, y la Sinfonía Reforma. Es realmente extraño que el nieto de un filósofo judío compusiera música cristiana, pero el liberalismo del abuelo llevó, aunque indirectamente, a la conversión del nieto.

Debido a su fe, en 1830 el compositor estaba ansioso de participar en la celebración del tricentenario de la Confesión de Augsburgo. Aunque sólo tenía 20 años, compuso una obra sinfónica grande y seria, conocida originariamente como Sinfonía para el Festival de la Reforma de la Iglesia. La mayor parte de sus primeros tres movimientos deriva de un motivo religioso conocido como "Dresden Amen", figura entendida como símbolo del Espíritu Santo. El movimiento final está basado en el famoso himno "A Mighty Fortress is Our God" (Poderosa Fortaleza es Nuestro Señor"), escrito por Lutero.

La celebración para la cual fue escrita la sinfonía se canceló. Un año más tarde la pieza fue estrenada en París, pero los músicos reaccionaron tan negativamente que no se pudo interpretar. Fue tocada finalmente en 1832, pero el compositor tuvo de ella una pobre opinión. Llamó al primer movimiento "un gordo animal erizado". Más tarde dijo: "No puedo soportarla más y desearía quemarla más que a ninguna otra de mis piezas; nunca debe publicarse." Así que no fue impresa hasta 21 años después de la muerte de Mendelssohn, cuando debió ser denominada Sinfonía Número 5, ya que las sinfonías compuestas posteriormente ya habían sido publicadas con los números 3 y 4.

Mendelssohn estaba profundamente interesado en la música de Bach y la Sinfonía Reforma puede ser considerada como un homenaje al espíritu religioso del antiguo maestro y a su maestría contrapuntística. La introducción de tipo coral, que abre casi como una fuga, debe mucho a Bach. El Dresden Amen se escucha dos veces en las cuerdas justo antes de que el andante conduzca al allegro. El contrapunto al estilo de Bach se escucha en gran parte del primer movimiento.

El segundo movimiento es la única parte de la sinfonía que refleja el estilo liviano y delicado de Mendelssohn. El movimiento es un scherzo, muy sueltamente derivado (por inversión) del motivo Dresden Amen. El breve movimiento lento conduce directamente al final.

En la apertura del último movimiento, un solo de flauta entona la melodía del himno de Lutero, que está desarrollada en un contrapunto imitativo. Más tarde en el movimiento regresa el himno en los bronces, como un cantus firmus. La obra termina con una manifestación plena del himno, simplemente armonizado a la manera coral.


http://www.hagaselamusica.com/clasica-y-opera/obras-maestras/sinfonia-n-5-reforma-de-felix-mendelssohn/



martes, 23 de septiembre de 2014

En alas de la canción (poema y canción)

"En alas de la canción" (alemán: "Auf Flügeln des Gesanges") es un poema del  poeta alemán romántico Heinrich Heine .
Fue publicado en Buch der Lieder en 1827.
Felix Mendelssohn compuso la música para la segunda de sus "seis canciones para voz y piano" (Opus 34-2, 1834).

Esta canción ha sido traducida a otros idiomas y ha sido adoptada en los libros de texto de música para la escuela de China, Japón y Corea .

Poema

En alas de la canción,
Cariño, te llevan lejos,
Lejos de los campos del Ganges,
Cuando sé que el lugar más hermoso.

Hay un jardín de lino rojo
En la luz de la luna tranquila;
Cuente con las flores de loto
Su hermana pequeña y encantadora.

Las violetas se ríen y acarician,
Y mirar a las estrellas;
Secretamente decirle las rosas
Son oído hadas fragante.

Salto de cerca y escuchar
los piadosos, gacelas sabios;
Y el ruido en la distancia
Olas del río sagrado.

No vamos a establecer
Bajo la palmera
Paz y amor y bebida
Y soñar nuestro sueño de felicidad.

Alemán
Auf Flügeln des Gesanges,
Herzliebchen, trag 'ich dich fuerte,
Fort nach den Fluren des Ganges,
Dort ich weiß den schönsten Ort.

Dort liegt ein rotblühender Garten
Im stillen Mondenschein;
Muere Lotosblumen erwarten
Ihr Trautes Schwesterlein.

Muere Veilchen und kichern Kosen,
Und nach den schaun Sternen empor;
Heimlich erzählen die Rosen
Sich Duftende Märchen ins Or.

Es hüpfen herbei und lauschen
Muere frommen, klugen Gazell'n;
Und in der Ferne rauschen
Des heiligen Stromes Well'n.

Dort wollen wir niedersinken
Unter dem Palmenbaum,
Trinken Und Liebe und Ruhe,
Träumen Und seligen Traum.



‘La fiesta de la primavera’ - Fr. G. Klopstock (1724-1803)

¡No quiero lanzarme
al océano
que abraza los cuerpos celestes todos!
¡No elevarme hasta donde los primeros que fueron creados,
los coros jubilosos de los hijos de la luz,
adoran, adoran con profundo fervor,
y pasan su existencia embargados en el éxtasis!
Sólo quiero flotar
y adorar,
en derredor de la gota del cubo,
en derredor de la tierra.
¡Aleluya! ¡Aleluya!!
¡También la gota del cubo
fluyó de la mano del Todopoderoso!
Cuando de la mano del Todopoderoso
Surgieron las Tierras más grandes,
Cuando los torrentes de luz
surcaron, veloces, el espacio, y se convirtieron en Oriones:
¡Entonces fue cuando la diminuta gota
Salió de la mano del Todopoderoso!
¿Quiénes son los miles y miles,
los centenares de miles de miríadas
Que pueblan la gota?
¿Y los que la poblaron?
¿Quién soy yo?
¡Aleluya al Creador!
¡Más veces que cuantos planetas hay que por él surgieron!
¡Más veces que Oriones hay,
Surgidos al confluir y fundirse los rayos de la luz!
Pero tú, luciérnaga primaveral
que juegas a mi lado,
dorada y verdosa:
¡Tú vives
Y quizás… no eres
Ay, inmortal!
He salido a fuera
A adorar,
¿y lloro?
Perdónale, perdónale a este ser finito
También estos sus sueños,
¡Oh tú, que siempre serás!.
Tú desvanecerás
Todas mis dudas
¡Oh tú, que me guiarás
Por el obscuro valle de la muerte!
Será entonces cuando lo sepa:
¿Tenía alma
la dorada luciérnaga?
Si tú, luciérnaga,
Sólo eras polvo moldeado
¡entonces vuelve a convertirte de nuevo
En polvo volátil
O en lo que quiera el Eterno!



domingo, 3 de agosto de 2014

Sinfonía Número 3 "Escocesa"

La Sinfonía Escocesa fue iniciada en agosto de 1829 y terminada el 20 de enero de 1842. Mendelssohn dirigió el estreno con la Orquesta de Gewandhaus de Leipzig, el 3 de marzo de 1842.

La primera de las nueve visitas que el compositor hizo a las Islas Británicas comenzó en abril de 1829. Había sido animado por su profesor de composición, Carl Friedrich Zelter, a abandonar la provinciana Berlín y ver el mundo. Su padre estuvo de acuerdo. Igualmente importante fue el deseo del joven de estar lejos del hogar y arreglarse por su cuenta. Primero fue a Londres, donde se alojó con su amigo Carl Klingermann. La capital británica fue al principio desconcertante. "¡Es pavorosa! ¡Es loca! ¡Estoy turbado y confuso! Londres es el monstruo más grandioso y complicado que el mundo tiene para ofrecer."

Pronto se acostumbró a Londres. Su música fue tocada y recibida cálidamente. Una interpretación de su Primera Sinfonía le convirtió en el favorito del público británico y de ahí en adelante consideró a Inglaterra su segundo hogar.

En el verano, él y Klingermann se fueron de vacaciones a Escocia. Primero fueron a Edimburgo, donde visitaron las ruinas de la capilla en la que había sido coronada María Estuardo. Allí, al joven compositor se le ocurrió la idea de grabar sus impresiones sobre Escocia en una sinfonía. Escribió los primeros 16 compases de la introducción, que contiene el material melódico principal del movimiento de apertura.

El compositor estaba encantado con Escocia. Vio Glasgow, Perth, Inverness y Loch Lomond y conoció a sir Walter Scott, de quien había leído la totalidad de sus novelas. Su entusiasmo por Escocia es evidente en esta carta a su familia:
Todo aquí parece tan duro y vigoroso, envuelto a medias en neblina o humo o bruma. Además, hubo una competición de gaitas. Muchos montañeses llegaron de la iglesia vestidos con sus trajes típicos, llevaban victoriosamente a sus enamoradas con sus trajes domingueros y miraban magníficos y con aire de importancia al mundo, desde arriba. Con largas barbas rojas, mantos de tartán, gorras y plumas, las rodillas desnudas y sus gaitas en la mano, pasaron tranquilamente de largo por el castillo en ruinas que se halla en la pradera, donde María Estuardo vivió con esplendor y vio el asesinato de Rizzio. Siento como si el tiempo corriera muy velozmente cuando tengo ante mí tanto de lo que fue y tanto de lo que es... Hoy, a la hora del crepúsculo, fuimos al palacio donde vivió y amó la reina María. La capilla junto a él, actualmente ha perdido su techo, está cubierta de césped y de hiedra y, en el altar roto, María fue coronada reina de Escocia. Todo está en ruinas, deteriorado y abierto al cielo. Creo que he encontrado aquí hoy el comienzo de mi Sinfonía Escocesa.
El destino de la sinfonía sería esperar una década hasta ser terminada. El siguiente invierno, Mendelssohn trabajó en ella junto con la Obertura de Las Hébridas y la Sinfonía Italiana, mientras viajaba por Roma y Nápoles. Como estaba en Italia, quizás era natural que la Italiana atrajera la mayor parte de su atención. "¿Quién puede sorprenderse de que me resulte difícil volver a mi brumoso humor escocés?" Para cuando finalmente trazó la doble barra al término de la Sinfonía en La menor, las otras obras narrativas de viajes hacía tiempo que estaban terminadas. De modo que, a pesar de la numeración confusa de las sinfonías de Mendelssohn (por orden de publicación y no de composición), la Escocesa fue verdaderamente la última de las obras sinfónicas que terminó.

El compositor volvió a Gran Bretaña varias veces. En 1842, cuando estaba en Inglaterra para dirigir el estreno en Londres de la Sinfonía Escocesa, conoció a la joven reina Victoria y al príncipe Alberto. Ellos estaban más nerviosos de conocer al famoso compositor que este de pasar una velada con la realeza. Pidió, y le fue concedido, permiso para dedicar la sinfonía a la reina.

Pero, ¿cuánto de escocesa es la Tercera Sinfonía! No se cita ninguna tonada folclórica. Mendelssohn, de hecho, tenía aversión por toda la música folclórica. Poco después de su visita a Escocia, escribió:
"¡Para mí nada de música nacional! ¡Diez mil diablos se lleven a toda la nacionalidad! Ahora estoy en Gales y, ¡válgame Dios!, en el salón de toda posada famosa se sienta un arpista, que toca incesantemente las así llamadas melodías nacionales, es decir, ¡la basura más infame, vulgar y desentonada, con un organillo que lo acompaña al mismo tiempo!"
Sin embargo, hay un cierto sabor folclórico escocés en la sinfonía, aunque aparece en sordina y más en la superficie que en la estructura. Como lo explica el biógrafo Erik Werner:
"En todo el primer movimiento respiramos el aire pesado y denso de la bruma de las montañas de Escocia; en consecuencia, está orquestada masivamente y su colorido es oscuro. En marcado contraste con esto, el scherzo... nos recuerda las joviales danzas folclóricas de los escoceses con sus gaitas. El tema es pentatónico, como las canciones folclóricas gaélicas."
Cada frase de este tema de clarinete termina con un ritmo conocido como "Scotch snap". Las precipitadas ondas cromáticas hacia el final del primer movimiento podrían tomarse como representantes del rugiente viento norte. Mendelssohn originalmente rotuló el final allegro guerriero: "veloz y guerrero". Esta marcación, aunque finalmente fue remplazada por allegro vivacissimo, ha llevado a varios comentaristas a considerar este movimiento una pintura de los guerreros en plena batalla.

No obstante, sería un error escuchar demasiadas referencias directas a Escocia en esta música. Mendelssohn deploraba la música con referencias extramusicales explícitas. Muchas de las invocaciones a Escocia están más en los oídos de ciertos oyentes prejuiciosos que en la música. De hecho, un oyente bastante perceptivo, el compositor Robert Schumann, escuchó una interpretación de esta sinfonía y, creyendo que era la Italiana en lugar de la Escocesa, (Mendelssohn publicó la obra sin el subtítulo), alabó la magnífica imaginería italiana y dijo de la obra que era "tan bella como para compensar a un oyente que nunca hubiera estado en Italia". ¡Eso en cuanto a su inconfundible carácter escocés!